viernes, 28 de mayo de 2010

Competitividad país

Competitividad país

*Jorge Navarrete Bustamante

La semana pasada se dio a conocer el informe de Competitividad Mundial 2010 elaborado por el Institute for Management Development (IMD) de Suiza, antes del terremoto.

En comparación con 2009, Chile bajó tres peldaños, al ocupar la posición 28 entre 58 países. Aunque sigue siendo por lejos el país con mayor competitividad en América Latina.

Entre las principales debilidades que presenta el país están –y eso todos lo sabemos- un sistema educacional que no satisface los requerimientos, afectando con ello la productividad; el bajo nivel de empleo respecto al porcentaje de la población, y un alto spread bancario, que ubica al país en el puesto 47° del ranking en este factor.

Veamos este último.

El spread -diferencial entre la tasa de interés que los bancos pagan por los depósitos y lo que cobran por los préstamos- es de 5,77 puntos promedio en Chile, en comparación a 0,33 puntos que registra el Reino Unido, que es puntero. En este ítem, Chile está en los últimos lugares, incluso después de Argentina, Eslovaquia, Jordania, Venezuela e India, que ocupan entre los lugares 32 y 36.

Es decir, los chilenos pagamos altas tasas de interés por los préstamos con respecto a lo que paga el banco por los depósitos. Negocio redondo, lo que explica en alguna medida las utilidades de la banca chilena dada a conocer hace algunas semanas, ascendiente a un 84% interanual en los dos primeros meses de 2010.

Para la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras, replica el gerente general del gremio, "el spread está constituido por el riesgo y los costos de administración de los clientes". A ello se suma el recargo del impuesto de timbres y estampillas.

Y luego agrega, la forma de reducirlo, es "mejorando el riesgo de los clientes, contar con información consolidada de deuda, mejores garantías y menos impuestos a las transacciones financieras".

¿Es decir, en Argentina, Eslovaquia, Jordania, Venezuela e India, sólo por señalar algunos países con mejor lugar en el ranking, cobran menos tasas de interés porque el riesgo cliente es menor; la información está consolidada; tienen mejores garantía y menos impuestos de transacciones?

¡Sorprendente!

Por otro lado, con respecto al impuesto que pagan las empresas, en Chile cancelan una tasa de impuestos corporativos de un 17%, ocupando el sexto lugar en el informe, muy lejos de Japón que aplica con una tasa impositiva de 40,87%.

Empero, ese 17% lo pagan en Chile todas las empresas es decir, la grande como la pequeña, lo que incide en alguna medida en la sostenibilidad de éstas últimas.

Efectivamente, otras áreas con problemas, según dicho informe de competitividad, es eficiencia en los negocios, donde descendió siete puntos por baja productividad, fuerza laboral reducida –y con bajo entrenamiento- y baja eficiencia en las pymes.

¿Quién se opondría a enmendar tales factores?

La calidad de la política es también otro factor importante de la competitividad.

MBA. Universidad de Talca.

jueves, 13 de mayo de 2010

Innovación vigente

Innovación vigente

*Jorge Navarrete Bustamante

El sismo –aún en etapa de reconstrucción- no debe distraer la mirada estratégica que debemos preservar como región y como país.

Efectivamente, la innovación –que es futuro sostenible, si es bien atendida- requiere de resolver urgencias presentes. En estricto rigor, hemos llegado al fin de un ciclo innovativo que sitúo a Chile en un lugar expectante en el concierto de las naciones del mundo, materializada en alguna medida con su incorporación a la OECD.

Cierto. Debemos invertir más y mejor en Investigación y Desarrollo (I&D), pero reconozcamos que esa no es la única fuente de innovación, ni la única para medirla.

Recordemos que hay también innovaciones que provienen de las imitaciones y otras que se materializan varios lustros después que el conocimiento fue patentado para aplicaciones distintas a las inicialmente pensadas, y gracias a la capacidad de un emprendedor que la hizo parte de un creativo modelo de negocios, tal como acaeció, por ejemplo, con IPod.

Por ello resalto, en ésta oportunidad, el estudio británico “Innovation Index”, publicado a fines del año recién pasado, pues incorpora una mirada complementaria a la que se solemos vislumbrar en Chile para medir la innovación, y a la que también debemos estar atentos. En efecto, dicho estudio constata que los privados ingleses invirtieron 133 millones de euros en innovación durante 2007, con un fuerte impacto en productividad. Sin embargo, la abrumadora mayoría de la inversión fue en áreas distintas a I&D propiamente tal (esta sólo fue de un 11% del total).

Notece en que se invirtio el resto: en diseño (€22,1 MMM), desarrollo organizacional (€26,1 MMM), desarrollo de competencias laborales y entrenamiento (€32,1 MMM), desarrollo de software (€20,2 MMM), investigación de mercado y publicidad (€14,5 MMM), patentes y otros (€3,5 MMM).

Similar perspectiva es la del Instituto VTT (Finlandia). Este comparó retornos de distintas formas de innovación: cambios en Modelos de Negocios retornaba 9,8 veces lo invertido, Desarrollo de Redes 5,6 veces, Trabajo con el Cliente 3,0 veces, Procesos 2,1 veces, Marca 1,3 veces.

Ello evidencia, una vez más, la cardinal importancia de la alianza Centros Tecnológicos - Empresa Privada.

En dicha perspectiva, se entronca también la iniciativa del rector de la Universidad de Talca, Alvaro Rojas Marín, al crear la “Vicerrectoría de Innovación, Desarrollo y Transferencia Tecnológica”, la cual complementa y consolida la I&D (básica y aplicada) realizada en los últimos 20 años, proyectándola hacia nuevos ámbitos de innovación que requiere Chile y nuestra region.

Indudablemente, se está en la senda correcta, es un ámbito de la innovación urgente de potenciar, y que compromete a todas las empresas, al Estado y a toda la Universidad.

MBA, Universidad de Talca

viernes, 7 de mayo de 2010

Inteligencia Competitiva III

Inteligencia Competitiva III

*Jorge Navarrete Bustamante

Diversos amigos lectores, me han solicitado enfatizar más la definición de Inteligencia Competitiva que empieza a aplicar en la Universidad de Talca - con recursos regionales, de CORFO y ARDP-, el Centro de Competitividad del Maule.

A modo de recapitulación, la Inteligencia Competitiva (IC), es una disciplina que se encarga del análisis del entorno competitivo en que se desenvuelven las empresas, a través de un proceso sistemático y ético.

Dicho de otro modo, la Inteligencia Competitiva es el arte de localizar, recoger, procesar y almacenar información para hacerla disponible a las personas de una organización, observando las amenazas y oportunidades presentes y futuras que les permita anticiparse, respetando siempre un código ético y legal.

Tal vez sea más inteligible decir que No es la Inteligencia Competitiva: No es espionajes; No es búsqueda ni remesas de bases de datos; No es un escrito o denso informe; No es internet; No es un software; No es el trabajo de una persona inteligente.

En su descripción más básica Inteligencia Competitiva es “Información analizada”, o sea información a la que se le adiciona Valor Agregado; es información transformada en conocimiento útil para los tomadores de decisiones.

Consciente quienes la aplican, enfatizan que es “La Inteligencia y no la información, lo que necesitan los directivos privados y públicos para la toma de decisiones”.

En su relación con el entorno –en amplio sentido-, la IC abarca las acciones de control sobre un determinado sector. Detecta las señales de las tendencias apenas reconocibles que puede llevar a un cambio del entorno de la empresa, cadena o clusters. El objetivo es entonces alertar oportunamente a la dirección y a la autoridad, sobre cualquier cambio en el entorno o de toda innovación científica y técnica que, probablemente, suponga una variación del escenario en que se mueve el clusters o compañía.

Por ello la Inteligencia Competitiva, se ocupa de cuatro ámbitos relevantes del entorno: Inteligencia Comercial; Inteligencia de los Competidores, Inteligencia Técnica y Tecnológica, e Inteligencia Competitiva.

Estas áreas son consubstanciales en la IC pues el estudio de cada una de ellas completa el panorama del entorno que afecta a una empresa, sector, región o país.

Por último, la Inteligencia Competitiva forma parte de un área más amplia que es la Gestión del Conocimiento, entendida ésta como la disciplina encargada de gestionar el conocimiento interno y externo de las organizaciones, con el objetivo de generar Ventajas Competitivas Sostenibles.

Así, “al final del día”, la Inteligencia Competitiva elabora un plan estratégico conforme a una situación concreta. Es un soporte para la toma de decisiones estratégicas.

En esto estamos. Tanto en el nivel de competitividad regional agregada, como de clusters actuales y potenciales.

*Director Centro Estudios Regionales. Universidad de Talca.