miércoles, 25 de agosto de 2010

33

*Jorge Navarrete Bustamante

Suele ser percibido ese como un número cabalístico. Sin embargo, cualquiera sea la connotación que se desee asignarle lo cierto es que la vivencia de esos trabajadores en el seno de la tierra no ha pasado desapercibida para millones de familias en nuestro planeta.

Ellos han dado un genuino ejemplo de resiliencia al país; es decir, de la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que le permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas.

Dicho de otro modo, han demostrado habilidades para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva, e inclusive, ser transformados por esta.

Es que la resiliencia es caracterizada, al decir de Rutter, como el conjunto de procesos sociales e intra-psíquicos que posibilitan tener una vida «sana» en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo dando afortunadas combinaciones entre los atributos de la niñez y su ambiente familiar, social y cultural.

Los trabajadores de un yacimiento minero como los de la región de Atacama, son hijos en su mayoría de circunstancias de implacable rigor natural, social y cultural.

“Estamos bien en el refugio los 33”.

Nótese lo que ello trasunta. No es el mensaje de 33 personas desesperadas, inánimes o descontroladas. Es la voz lacónica, de serena y esclarecida inteligencia, que emerge desde las profundidades de una mina desplomada.

Ello es fruto de la experiencia de vida de varios mineros que han liderado este trance de sobrevivencia sub terra. Se percibe en ello un trabajo de equipo; con mística, disciplina, responsabilidad y una cultura del trabajo bien hecho.

Ese papel escrito a puño y letra entregó la información necesaria que se requería para actuar. Y gracias a un trabajo profesional de excelencia, la sonda llegó con precisión a donde podrían estar.

Ello ha sido fruto también de un gran cambio experimentado por nuestra sociedad chilena que no cesó jamás de exigir su rescate: la intolerancia a desgracias nacidas del menosprecio a la ley, a la ética y a la vida.

Los 33 mineros le han hecho un gran regalo a los chilenos en este bicentenario patrio: una mayor densidad de responsabilidad; un mayor sentido de pertenencia colectiva; una mayor sensibilidad de los chilenos a las condiciones de vida y trabajo de su pueblo; un rebrote fecundo de la cultura de los sentimientos.

¡Qué gran ejemplo y regalo nos han dado!

*MBA. Universidad de Talca.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Innovación, productividad y competitividad

Innovación, productividad y competitividad

*Jorge Navarrete Bustamante

Desde hace algún tiempo, estos tres conceptos aparecen juntos constantemente y se han convertido, además, en prioridad para los últimos Gobiernos de nuestro país; máxime si tenemos en cuenta que los datos confirman la creciente pérdida de competitividad de nuestra economía en el concierto internacional.

Pareciera ser que esta baja de nuestra competitividad se debe, entre otros, a dos factores fundamentales: Por un lado, al desarrollo de un modelo basado en la competencia de costos y precios y, por otro, a la especialización en productos de escaso valor añadido.

Indudablemente, no basta con fabricar el mejor producto u ofrecer el mejor servicio. Es necesario diferenciarse. La banalización del producto es uno de los grandes males del tejido industrial, y la I+D+i es el camino para no caer en ella.

Sin embargo, si bien es cierto diversas compañías innovan, el porcentaje es lamentablemente muy bajo, absolutamente distante del país con menor inversión de la OECD, referente mundial al que acabamos de ingresar.

Obviamente, Chile ha dado un gran salto en los últimos años en lo que respecta a la inversión en I+D+i (salvo el 2008 que fue de un 0,4 del PIB) y, sobre todo, en cuanto a la concienciación general acerca de su capital importancia para el desarrollo del país y para la competitividad de su economía.

Pero, pese a este avance innegable, los especialistas coinciden en señalar que nuestra brecha tecnológica con respecto a la UE, y no digamos frente a EEUU y Japón, sigue siendo excesiva.

Nuestro gasto en I+D+i está incluso por debajo del de algunos países europeos emergentes como Eslovenia, Grecia o la República Checa.

Evidentemente, existe un déficit en capital tecnológico y humano, especialmente en lo que se refiere a la formación científico-técnica. Y, en materia de patentes, si bien el número de las registradas se ha incrementado en los últimos 10 años, no parece suficiente.

Parece claro, pues, lo que hay que hacer: intentar emular a los mejores, a lo menos, los de Europa.

Por ello, hace cinco días, el Centro de Competitividad del Maule invito a don Fernando Flores Labra, presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, oportunidad en participaron empresarios, investigadores y autoridades maulinas vinculadas a la dimensión de Fomento Productivo, y en que se resaltó la necesidad que nuestra región conjugue en la práctica esos tres conceptos, y nos adelantemos a los cambios que se avizoran.

Asimismo, hoy día jueves se está en un taller elaborando la Estrategia Regional de Ciencia y Tecnología. Sin embargo, el verdadero desafío radicará en generar la voluntad política de llevarla a cabo y en la capacidad de implementarla. De lo contrario, quedaremos marcando el paso, rezagados, y sin mayor valor agregado en los productos y servicios que los maulinos ofrecemos a Chile y el mundo.

MBA. Universidad de Talca.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Competitividad, Redes y Uruguay

Competitividad, Redes y Uruguay

*Jorge Navarrete Bustamante

La semana recién pasada, el Centro de Competitividad del Maule y el Instituto de Competitividad de Uruguay iniciaron las primeras conversaciones para vincularse y profundizar una relación sostenible en la perspectiva de formar parte –en un mediano plazo- de la red de Harvard.

Dicha red está constituida fundamentalmente por ORKESTRA (o Instituto Vasco de Competitividad), INCAE Business School, el Instituto para la Estrategia y la Competitividad de la Escuela de Negocios de Harvard, y dicho Instituto uruguayo.

Ya la Universidad de Talca tiene convenio suscrito con INCAE Business, pero era necesario iniciar una labor de conocimiento recíproco y de Benchmarking con el Instituto de Competitividad de Uruguay; por cierto que también la cercanía geográfica favorece una interacción más directa con éste último.

Dicha iniciativa en Uruguay fue esclarecidamente respalda por los señores Consejeros Regionales, Guillermo Martinez y Raúl Palacios, quienes además de acompañar la ejecución del proyecto de crear el Centro de Competitividad del Maule desde los inicios, motivaron la enriquecedora participación en la misión de sus colegas Demetrio Larraín, Pablo Gutierrez y de George Bordachar.

Construir redes con referentes de competitividad internacional no es fácil. Se requiere de mucho trabajo cualificado, prestigio y, esencialmente, de reconocida confianza.

Cabe resaltar que una red es básicamente una “modalidad de cooperación entre entidades independientes” (PNUD – ONUDI, 2000), donde el elemento primordial en una estrategia de formación de redes es el trabajo en conjunto, con el fin de mejorar la productividad y competitividad de los actores.

Precisamente ello es lo que el Centro de Competitividad del Maule aspira a cultivar, partiendo por desarrollar transversalmente en nuestra región un nivel de conversaciones con contenidos siempre vigente, dinámico, útil y aplicable.

Esa ha sido una visión compartida entre todos quienes formaron parte de la misión a Uruguay. Por ello precisamente además se planificó la visita en Montevideo –en sólo dos días- a diversas empresas privadas y públicas líderes en materia de competitividad a nivel nacional o internacional.

En suma, se inicio un proceso de construcción de redes tanto a nivel de Centros de Competitividad como en el plano territorial puesto que además se catalizó un potencial hermanamiento con zonas geográficas uruguayas complementarias a nuestra región del Maule.

El interés recíproco, y la adecuada implementación de acciones concretas de cooperación e intercambio, facilitará la formalización del ingreso del Centro de Competitividad del Maule a la potente red de Harvard, al igual que un memorándum de entendimiento entre nuestra región y una homóloga uruguaya.

Indudablemente, hemos dado un primer paso hacia la obtención de mejores estadios de desarrollo competitivo para nuestra región del Maule y su noble gente.

MBA. Universidad de Talca.

martes, 3 de agosto de 2010

Construyendo Competitividad

Construyendo Competitividad

*Jorge Navarrete Bustamante

El Centro de Competitividad del Maule –impulsado por el Gobierno Regional, la Universidad de Talca, la ARDP y Corfo, tal como se evidencia en el sitio web de dicha entidad, http://centrodecompetitividaddelmaule.cl/ -, se encuentra precisamente hoy día, en conjunto con Consejeros Regionales del Maule, en una misión de construcción de redes internacionales que permita contar en nuestra región con un Centro de real jerarquía.

Ello es posible realizarlo ahora, justo cuando el Centro de Competitividad del Maule cuenta ya con siete meses de vida; con adecuada estructura; con una agenda estratégica en elaboración; con resumidos productos mostrados en su web, y de otros por venir.

Simultáneamente, en las semanas próximas se realizará dos jornadas de trabajo con el presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, don Fernando Flores Labra, investigadores, empresarios y directivos públicos, con el propósito de profundizar el tipo de INNOVACION, REDES y COMPETITIVIDAD más pertinentes para nuestra región.

Empero, ¿Qué entendemos por innovación?

INNOVAR “es crear valor a través de la transformación de ideas o conocimientos en nuevos bienes o servicios, procesos, métodos de comercialización o métodos organizacionales."

Cabe resaltar que toda innovación implica, por una parte, la creación o adaptación creativa de ideas o conocimientos, y por otra, la utilización de éstos para materializar algo tangible. Por lo tanto, INNOVACIÓN = CONOCIMIENTO + ACCIÓN

Así, según el Manual de Oslo (OECD, 2005), las innovaciones pueden clasificarse en los siguientes tipos:

· De bienes o servicios: introducción de productos nuevos o significativamente mejorados en sus características funcionales o usos previstos.

· De procesos: implementación de métodos nuevos o significativamente mejorados de producción o distribución, llevados a cabo en general a través de equipos, técnicas o software.

· De métodos de comercialización: (producto / precio / plaza / promoción), que involucren cambios significativos en el diseño, empaque, venta, posicionamiento o precio de un bien o servicio.

· De métodos organizacionales: implementación de nuevos métodos en las prácticas de negocio, la organización en el lugar de trabajo o en el modo en que se llevan las relaciones externas de la organización.


Y, se habla de innovación en el modelo de negocios, cuando se combinan de manera simultánea diferentes tipos de innovación, lo que suele incrementar el impacto final producido.

Finalmente, todas ellas pueden enmarcarse principalmente dentro de innovaciones incrementales (mejoras), o de innovaciones radicales (cambio; producto, proceso o servicio nuevo).

De manera que la innovación es consubstancial a la competitividad. Y la adecuada densidad de redes también lo es. Por ello, el Centro de Competitividad del Maule en el presente mes asumirá otro paso básico para continuar aportando incrementalmente a la construcción de competitividad en nuestra región.

MBA. Universidad de Talca.