jueves, 7 de octubre de 2010

Cerrar brechas, abrir caminos.

Cerrar brechas, abrir caminos.

Jorge Navarrete Bustamante.

El FMI aseveró que el año 2015 Chile alcanzará el ingreso per cápita de 20 mil dólares, es decir el equivalente al de un país desarrollado.

Es que América Latina, y Chile en particular, gozan de una muy buena época para seguir creciendo. Por lo tanto, tenemos una nueva oportunidad de lograr los niveles de desarrollo social que soñaron los fundadores de nuestra república.

Así no existe oportunidad mejor para aprovechar esta buena era, e invertir en acciones productivas, en innovación, en tecnología, y en un proyecto a largo plazo, como es la educación.

Puede ser la hora de una Igualdad verdadera.

Ya hemos aprendido que Igualdad social y dinamismo económico no deben estar reñidos.

Cierto, al decir de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “para crecer con igualdad, se requiere de una macroeconomía que mitigue la volatilidad, fomente la productividad, favorezca la inclusión, y las dinámicas productivas que cierren brechas internas y externas".

Es que se habla de la igualdad con base cuando existe tanto una efectiva titularidad de derechos, como una ética compartida y ese principio último irreductible.

Así para encarar el desafío de la igualdad, necesariamente debemos enfrentar deudas históricas y recientes, como por ejemplo, la pésima distribución del ingreso en nuestro país, una heterogeneidad productiva creciente, la segmentación laboral y de la protección social, la discriminación racial y de género, y la vulnerabilidad asimétrica del cambio climático.

Ello debe complementarse, enfatiza la CEPAL, potenciando capacidades humanas y revirtiendo disparidades en forma activa, es decir, universalizando derechos y prestaciones sociales, impulsando la inclusión desde el mercado de trabajo, con más y mejor Estado para redistribuir, regular y fiscalizar.

Resulta entonces evidente la necesidad de implementar un pacto fiscal con efecto redistributivo', ya que la tributación es clave para otorgar al Estado la capacidad de financiar políticas orientadas a disminuir las brechas sociales y productivas.

Cierto, a veces es indígnate e intolerable que a las pequeñas empresas, esas que generan sobre el 80 por ciento del empleo, les sea esquivo el acceso a la innovación y al financiamiento.

En fin, inexorablemente, para cohesionarnos más como nación debemos alcanzar mayores estadios de igualdad.

La viga maestra de la igualdad – y eso todos lo sabemos- es el empleo decente, y en ello es fundamental la educación.

Una última cavilación que jamás debemos olvidar: Igualdad y democracia son dos caras de una misma moneda, y tenemos el deber de atesorarlas.

Cerrar brechas, abrir caminos… hacer camina al andar… quizás, si somos efectivos y sabios en aprovechar este periodo de bonanza que se abre, alcancemos en Chile, más pronto de lo proyectado, una plena Igualdad social.

*MBA. Universidad de Talca.