miércoles, 26 de enero de 2011

La política importa

La política importa

*Jorge Navarrete Bustamante

Es que guste o no pocas actividades pueden incidir más en la vida de las personas como la política.

En efecto, ella está presente directa o indirectamente, abierta o encubiertamente desde que nacimos hasta la partida final: en las leyes que nos regulan todas nuestras vidas, en nuestras organizaciones comunitarias, en la calidad de nuestra convivencia ciudadana, en la jerarquía urbana de nuestras urbes y pueblos, en el tipo de educación que tienen o tendrán nuestros hijos, en la efectividad del acceso a la salud, en la previsión que tendremos en nuestra vejez, en los derechos que ejerzan o no las minorías raciales, sexuales o religiosas, en los derechos laborales, en el respeto o no a la biodiversidad, en nuestros negocios de futuro, en la concentración o desconcentración económica, en los privilegios de poder o influencia que posea una determinada iglesia, en los mecanismos de control de natalidad, y hasta –aunque parezca inconcebible en algunos países como Chile, que no es un ejemplo para enorgullecerse- se le presiona a inmiscuirse en la vida sexual de las familias.

Eso y mucho más.

Hay experiencias notables y aleccionadoras entre preocuparse adecuadamente por la vida pública, o no hacerlo, como es el caso estadounidense en que por un significativo ausentismo en las elecciones se termino eligiendo al señor Bush presidente generando costos gravísimos e irreversibles para todo el mundo.

Su contendor, y perdedor en dichos comicios presidenciales, Al Gore, obtuvo -en cambio- al poco tiempo el Premio Nobel.

Nótese que tres decisiones del pésimo desempeño del presidente Bush incidieron que en Chile se produjera con distinto efecto lo siguiente: Casi se pierde el TLC con EEUU cuando el presidente Lagos no apoya la propuesta Bush para la guerra con Afganistán; la crisis subprime nos impacto severamente en el empleo aunque menos que en el resto debido a una mundialmente reconocida y premiada gestión de política económica del Ministro de Hacienda y del presidente del Banco Central; y, en medida significativa, los temas ambientales en el mundo entraron en reflujo en el periodo de Bush, al no reconocer el protocolo de Kioto.

Como se aprecia la indiferencia, desinterés, o rechazo de la ciudanía sobre la actividad política puede ser notablemente grave, aún para lejanos países o regiones como la nuestra.

No en vano, Aristóteles llamó “idiotas” a los que no se preocupaban de la vida pública.

Cierto, hay políticos vergonzantes y otros sinvergüenzas que a todos nos produce rechazo, pero de ello no está exenta ninguna actividad humana.

Ergo ¿Puede uno entonces caer en la irresponsabilidad de dejar al abandono una actividad, servicio o vocación que incide tanto en nuestras vidas, dejándola precisamente a los incompetentes, venales o “maquineros”?

Por ello no deja de ser preocupante que un reciente estudio en América Latina arroje por resultado que en Chile el 74 % de la población tiene poco o nada de interés en la política.

¡Sin comentarios!

MBA. Universidad de Talca.

martes, 18 de enero de 2011

Mihovilovich

Mihovilovich

*Jorge Navarrete Bustamante

Hoy no quería escribir de cifras sino de humanidad, tan necesaria en los emprendimientos cotidianos.

Trataré –eso sí- de no perder esa objetividad tan esquiva cuando se escribe de un amigo desde hace ya 18 años. Empero, esta vez se hace referencia al escritor y juez que ha sido merecidamente reconocido por sus pares, lectores y expertos literarios.

Es que se trata un hombre de extraordinaria calidad humana, que ha forjado su espíritu y su exquisita sensibilidad en ese Chile oculto, y a la vez tan visible para quienes quieren verlo; en su querida Punta Arenas, en su intermitente arraigo linarense, en su recurrente paso por Talca, en su enamorado Curepto, o en la tierra de sus ancestro: la isla Brac en Croacia.

Cierto, a Juan Mihovilovic no le es ajeno el hombre y la mujer simple de la telúrica cotidianeidad de nuestras ciudades y pueblos; el niño sufriente, o ese “loquito” que deambula en cada pueblo de Chile, y que a veces aflora de cada unos de nosotros mismo de improviso.

Le enerva a Juan, la injusticia, la prepotencia, la frivolidad o la mediocridad - en todos sus niveles y perspectivas-, tanto el de las personas como el del sistema, el del “aparato”, el que manipula y el de la ponzoña, sobre todo cuando se trata de una “autoridad” –formal o informal-; lo cual usted podrá aquilatar a cabalidad en su próxima obra, “Grados de Referencia”.

La preocupación de fondo en las obras de Juan Mihovilovic, es la naturaleza humana, en sus racionalidades y locuras a veces hasta transmisibles, en esa inalterable paradoja, incontenible incertidumbre, en lo impredecible; en los miedos de cada uno, en sus encierros, en sus cegueras, en sus transformaciones; en la trascendencia y efímera expresión concreta de la vorágine personal de todos, y en todos los días.

Es un escritor profundo.

Sus inconfundibles obras “EL clasificador”, “Desencierro” y “Sus desnudo pies sobre la nieve”, entre otras, nos hablan además a través de símbolos, rostros, desmenuzados paisajes societales y detallados rasgos sicológicos que relevan a personajes sencillos que pueden transferirnos inadvertidamente en el día a día, el efecto de su quehacer o vivencia.

El prestigioso estudioso y crítico, Cristian Warnken, entrevistó el domingo pasado en TVN a Juan Mihovilovic, elevando su literatura –al decir de sus propias palabras- entre las mejores de nuestro país. También Curepto adquirió esta vez ribetes positivos más globales en un mundo en que la peculiaridad y la autenticidad están siendo aplastadas por el fuerte pie de la uniformidad y de la deshumanización.

Tal reconocimiento ha sido bueno para la humanidad local y personal.

Inexorablemente, al leer a Juan Mihovilovic uno se encuentra y reencuentra –a veces crudamente- con lo incognoscible, con lo natural, con lo viviente, y con lo aún sensible, que nos pueda quedar cómo personas.

Al fin y al cabo, no es más que la expresión de una persona humanamente rica, no por lo que tiene sino por lo que real y sencillamente, es.

MBA. Universidad de Talca.

miércoles, 12 de enero de 2011

Pistas

Pistas

*Jorge Navarrete Bustamante

Vivimos tiempos de redes sociales que trascienden por internet a las instituciones a escala planetaria, sin más frontera que los temas de interés común o las de un líder referente.

Se consolidan inexorablemente en Chile –pese a la obstrucción de conocidos poderes fácticos- genuinos valores liberales.

La calidad del empleo y la educación están encadenadas a las desigualdades.

Dentro de un lustro tendremos un ingreso anual per cápita de US$ 20.000.-

Empero, no podemos competir como antes. Debemos cristalizar una profunda innovación productiva (a lo menos en servicios, procesos), y dar un salto en productividad para seguir creciendo.

El 2050 India y China serán el 45% del PIB mundial (hace menos de una década era el 6%). Y, sólo con el crecimiento de un 10% del PIB chino, le aseguraría a Chile un piso de crecimiento del orden del 4%.

La bonanza de los conmmodities se hace sostenible, abriendo nuevas posibilidades a países como el nuestro, bien dotados de recursos naturales. Se incorporarán 1200 millones de habitantes en el mundo en el 2015 con un poder adquisitivo de 28.000 dólares per cápita, que consumirán la dieta mediterránea que caracteriza la oferta alimentaria chilena.

Desde hace ya varios años los capitales fluyen masivamente hacia Chile. El Pacífico será el “mare nostrum” del siglo XXI. Y tenemos la oportunidad de diversificar y consolidar nuestra oferta al Asia.

Debemos entonces desarrollar más nuestros servicios de logística, infraestructura de transportes y puertos.

Surgen nuevas vulnerabilidades, y se evidencian crudamente otras antiguas.

La crisis energética que afecta el presupuesto de las familias, eleva el costo de las empresas y anuncia problemas aún más graves para los próximos gobiernos de Chile si no se revierte.

La educación, la innovación, la tolerancia por la diversidad étnica, sexual, social y cultural; así como el respeto por la biodiversidad siguen siendo desafíos de fondo e ineludibles en nuestra sociedad chilena y maulina.

Son sólo algunas pistas para nuestro cercano caminar de cara al porvenir que ya casi es hoy.

*MBA. Universidad de Talca

sábado, 8 de enero de 2011

Chile: I&D y OECD

Chile: I&D y OECD

*Jorge Navarrete Bustamante

El año pasado Chile fue invitado a ingresar al exclusivo grupo de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Tal reconocimiento, entraña obligaciones de nivelación u optimización en dimensiones de crecimiento y desarrollo, tanto para los países desarrollados que pertenecen a tan prestigiosa entidad, como a los países que se aproximan a tal condición, como es el caso de nuestro país.

Ello es un desafío relevante, motivador y de alta exigencia.

Por ejemplo, la “tarea” en Investigación y Desarrollo (I&D) no es banal pues nuestro país dificultará su objetivo de alcanzar la meta del desarrollo si no mejoramos nuestros indicadores en I&D.

Para empezar a situarnos en la magnitud de éste desafío, nótese que Chile posee menos de 800 investigadores por cada millón de habitantes. Y, según datos del Banco Mundial, el promedio OCDE es de aproximadamente 3.400 investigadores; sin embargo, países como Suecia o Dinamarca, superan los 5 mil investigadores, y Finlandia supera los 7 mil.

¡Sin más comentarios!

En relación a la inversión en I&D, Chile alcanza sólo un 0,4% del PIB, muy por debajo del 2,3% que invierten en promedio los países de la OCDE.

Sobre publicaciones científicas, el reciente estudio “UNESCO Science Report 2010” reporta que Chile publicó 3.646 artículos el año 2008, cifra 8 veces inferior al promedio de los 33 países de la OCDE (28.681 artículos).

Tenemos entonces la obligación de revertir dicha tendencia, estrechar las brechas con los demás socios de la OECD y aproximarnos también desde esta dimensión de I&D, a estadios de desarrollo mejores de quienes nos han invitado a formar parte de su círculo de excelencia.

Una consideración más.

Tenemos y podemos hablar más de ciencia en nuestros hogares, escuelas y medios de comunicación.

Ello es muy necesario pues: ¿Sabía usted que un reciente estudio a nivel iberoamericano nos sitúa como el país con la peor valoración de la ciencia?

Efectivamente, los resultados parecen insólitos dado el hecho que ninguna persona haya contestado en Chile que la ciencia es importante para el país, versus un 30% promedio en países vecinos.

¿Verdad que no deja de ser sorprendente?

Ello porque nuestro país tiene mucha potencia en diversas áreas científicas que puede incrementar la ya alicaída productividad nacional y regional, pero se requiere de algo más que la necesaria sintonía entre el Estado, el sector productivo y las universidades; se precisa también de fortalecer la base, la estructura, el tejido, el sistema de I&D en nuestro país.

Indudablemente, ello también podemos lograrlo en Chile y en el Maule, y así contribuir a aproximarnos -en este relevante ámbito- al anhelo de ser un país y una región desarrollada.

MBA. Universidad de Talca