*Jorge Navarrete Bustamante
Terminaron las elecciones edilicias.
Ello es de interés público insoslayable, por lo que escribo la presente comuna como
simple ciudadano.
En primer lugar corresponde felicitar
a quién triunfo en forma aplastante en la ciudad en que vivo y convivo, Talca.
Le deseo al alcalde J. Castro y concejales electos, mi más sinceros parabienes
de éxito en su gestión.
En segundo término, amerita reconocer
que a nivel regional la Concertación y aliados tienen más municipios y más
votos con respecto a los comicios de 2008, recobrando su posicionamiento como
alternativa real de poder.
En tercer lugar, más allá de analizar
la altísima abstención nacional que trasunta una evidente debilidad de nuestra
república, el gobierno ha sentido el fuerte impacto del rechazo y reconocido la
derrota: perdió a nivel nacional 600 mil votos, lo que trasunta la entrega a la
Concertación de 10 comunas fundamentales, entre ellas la de la Capital de
Chile; además del debilitamiento –sino desplome- del candidato presidencial de
la ultraderecha de la alianza, enalteciéndose como un serio presidenciable por
su reconocido espíritu republicano, Andres Allamand.
De manera que lo que el suscrito
aseveró hace más de un año en estas mismas páginas –que de no descodificar el
gobierno las transformaciones sociales y culturales que experimentaba nuestro
país en pos de enmendar rumbos-, se está cumpliendo: El actual gobierno se
aproxima a constituirse en una mera pausa entre gobiernos de la Concertación.
Y ha sido así porque esencialmente valientes
y maravillosas mujeres lideraron la victoria en tres municipios emblemáticos
del país: Carolina Toha, hija del Ministro José Tohá, asesinado por la
dictadura de Pinochet; Maya Fernandez A., nieta del Presidente Salvador
Allende; y Josefa Errázuriz dirigente social que doblegó al ex agente de la
terrorífica DINA, el coronel Labbé.
Los tres vencidos obedecen a tres
perfiles similares de la derecha chilena pero de distintas generaciones y
formas, que se expresaron -por ejemplo-, en la diferente manera de asumir la
derrota: desde el modo genuinamente republicano (como lo fue Zalaquett);
pasando por el matiz de Sabat (donde de nada le sirvieron las “cadenas de
oración” de sus partidarios); para terminar con la autoritaria, descortés y
vergonzante actitud de Labbé.
Indudablemente, todo ello no hace más
que facilitar aún más, sino consolidar, la opción de que otra mujer
extraordinaria, Michelle Bachelet Jeria, recupere esta vez La Moneda. Ello
inclusive pudiera ser en primera vuelta, si es que Ominami participara en las
primarias de la oposición, y no persistiera en hacerlo en las primarias
generales enfrentando a Allamand u otro, y a la propia Michelle Bachelet. Esto
sólo postergaría un resultado inminente.
De manera que la tarea fundamental del
actual gobierno es comprender lo ocurrido y efectuar severos cambios. Y el
desafío esencial de la Concertación es la Unidad Verdadera, en torno a una sola
candidata y a un solo programa que contenga los cambios y transformaciones que
ciudadanía chilena desde ya tiempo demanda.
¡Qué lección nos dan a los hombres estas
mujeres maravillosas!
*Magister en Gerencia y Políticas
Públicas. Universidad Adolfo Ibañez.