*Jorge Navarrete Bustamante
Dicen que las crisis detonan cambios. Algunos logran superarlas con
decoro, otros fracasan con dolor.
El sismo del 27/2 puso a prueba a muchos. Se desataron miedos. La
incertidumbre embargó a no pocos.
Algunos perdieron sino todo, mucho.
Conozco a lo menos dos relevantes experiencias positivas de
reconstrucción. Sin duda, en la costa maulina hay más, y en lo que hoy escribo
ellos también están presentes.
Siento de verdad que lo realizado por Leonor Gaete es un ejemplo. A ella
el sismo le destruyo su casa que a su vez era su lugar de trabajo: Una
pastelería notable que durante años ha deleitado con el fruto de su oficio a
innumerables hogares talquinos.
Debe haber sido muy fuerte para ella ver destruida su Casa Colorada, a
la que solíamos ir muchos por sus ricos manjares. Cuantos desvelos sufridos
pensando en cómo salir adelante, Sin embargo, ella continúo trabajando en casa
que ya no era la suya, ahorrando, planificando, gestionando recursos, e
imaginando un nuevo proyecto para continuar la vida y reencontrarse con la
“normalidad”.
Hace algunos meses, al dejar en el colegio a mi hijo Américo pase por
allí, por la tres norte, y vi que los maestros bajaban cemento, ladrillos y
vidrios. Ayer vi que su nueva casa está ya terminada. La llame por teléfono
para felicitarla por su coraje, resiliencia, inmensa capacidad de trabajo, y gran
espíritu emprendedor.
Gracias Leonor por su ejemplo, tan propio de la mujer chilena que lucha
ante la implacable adversidad hasta vencerla.
También experiencia enaltecedora, es la de Gustavo Rivera, propietarios
de la prestigiosa tienda Multicentro cuyos establecimientos en diversas
localidades del Maule fueron también destruidos por el sismo del 27/2.
Recuerdo que a los pocos días llame a Gustavo, y conversamos que no
asumiría un importante nombramiento público porque se sentía responsable de una
familia de sobre 400 trabajadores que podrían quedar sin sustento. Me dijo que debía empezar de nuevo. Que había
riegos pero que valía la pena asumirlos. Aunque ahora tenía el decidido apoyo
de su hijo Gustavo Alejandro.
Dejo así de lado, por su gente, algo de poder y de oropeles público. Recorrió
cada una de sus filiales y exhorto a sus trabajadores a superar el trance,
asignándole seguridad. Apoyó
decididamente la reconstrucción de la capilla de su pueblo natal, Curepto.
Planificó lo que sería el mayor proyecto
de su vida: Portal Centro.
Con nuestro común amigo, Enrique Bravo Rocco, optó por elegir una
constructora de jerarquía para no fallar en los imponderables de siempre. Así,
su familia se enrieló en pos de tamaño objetivo, avaluado en sobre 15 millones
de dólares y al que podrá servir a 20.000
personas diariamente.
Ayer se inauguro la Obra. Es bella y amplia. Digna para cada familia
talquina. Un regalo para la ciudad. Y es así pues siempre ha pensado que un
empresario verdadero debe velar también por su entorno pues con ello gana la
gente, los operarios y las empresas.
Indudablemente, son los símbolos de la reconstrucción.
MBA. Universidad de Talca.