OECD 2013: CHILE
*Jorge Navarrete Bustamante
Hace unos días -como es ya habitual-,
la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) presentó su informe “Going for Growth 2013”
en el que recomienda a sus 34 estados miembros reformas consideradas claves
para que estos países logren un crecimiento sostenido.
No
dejó de llamar la atención en el acápite referido a Chile, el especial énfasis
en el comportamiento del mercado nacional del trabajo. Efectivamente, la OECD hace ver que las brechas salariales
siguen siendo importantes, lo que se explicaría por el bajo promedio de horas
trabajadas y los deficientes niveles de productividad laboral.
Ante tal diagnóstico, la OCDE sugiere al Estado de
Chile asumir cambios legislativos que desde hace tiempo están en la agenda,
pero que no han progresado a la velocidad necesaria. Propone, por ejemplo,
reducir el actual esquema de indemnizaciones por despido y avanzar hacia un
mejor modelo de seguro de desempleo; mejorar el capital de conocimientos de las
personas a nivel educacional y de capacitación y promover una más activa
inserción de la mujer en el mercado del trabajo.
Es, entonces, una exhortación de la OCDE a Chile, al coraje político y a empujar con decisión reformas que el país necesita, aunque se adelanten niveles de resistencia y fricción especialmente en el mundo gremial y sindical.
Es, entonces, una exhortación de la OCDE a Chile, al coraje político y a empujar con decisión reformas que el país necesita, aunque se adelanten niveles de resistencia y fricción especialmente en el mundo gremial y sindical.
Cierto, pese a que los efectos negativos de la
indemnización son relativamente minúsculos, tiene sentido reducirla y elevar
las prestaciones del seguro de cesantía. Si
Chile partiera de cero –señala un destacado y progresista economista nacional-
probablemente no tendríamos indemnizaciones en caso de despido, sino que
simplemente un buen seguro de cesantía pues lo que hoy existe en el país es
simplemente un híbrido.
Avanzar, asimismo,
hacia una mayor tasa de participación laboral femenina, incrementaría el empleo
y contribuiría a un mayor crecimiento. Para lograr este objetivo, asegura la
OECD, se debe facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar,
ampliando la educación infantil temprana y su financiamiento con recursos
públicos. En el caso del seguro de cesantía, aconseja aumentar la duración del
beneficio y las tasas de reemplazo.
La OECD
reitera además la imperiosa necesidad de fortalecer la educación secundaria y
universitaria pues esto incrementa la productividad. Para ello recomienda establecer
normas mínimas y un control de calidad riguroso de los profesores, así como
“modernizar y ampliar los préstamos existentes y los sistemas de becas
estudiantiles”, fortaleciendo las normas de calidad para las instituciones
educacionales que entregan subsidios.
En suma, si
se implementan las prioridades identificadas por la OECD para Chile, se lograría
hacer frente a nuestras actuales deficiencias en productividad; sin embargo,
huelga reconocer que aplicar tan relevantes reformas estructurales requiere de
algunos años; empero, en ello consiste precisamente hacer un Buen Gobierno con genuinas Políticas Públicas.
*MBA.
Universidad de Talca.