miércoles, 24 de agosto de 2011

Loable: Actitud tributaria

Loable: Actitud tributaria

*Jorge Navarrete Bustamante

Dieciséis de las mayores fortunas francesas pidieran al gobierno que les imponga un impuesto especial para contribuir a salir de la crisis que vive el país. Entre los firmantes figuran L’Oreal, los patrones de la petrolera Total, el grupo hotelero Accor, el alimentario Danone, el banco Société Générale, el operador de comunicaciones Orange, la aerolínea Air France-KLM y el fabricante automovilístico PSA Peugeot-Citröen.

Ello se suma así, a las declaraciones de algunos multimillonarios que, a título personal, habían expresado en sus últimos días su deseo de contribuir de manera excepcional al erario público, siguiendo la senda marcada en Estados Unidos por el millonario Warren Buffett.

Por eso el gobierno francés decidió ayer aumentar la carga fiscal sobre los grandes salarios de ese país con la creación de un nuevo impuesto del 3 por ciento sobre aquellos que perciban más de 500.000 euros anuales, algo así como 370 millones de pesos chilenos.

Este impuesto a los franceses con ingresos más altos, le permitirá ahorrar 12.000 millones de euros de déficit público entre 2011 y 2012 y garantizar así el cumplimiento de los objetivos de déficit máximo del 5,7 % este año, el 4,5 % en 2012 y el 3 % en 2013.

Todo ello en un contexto, en que en dicho país los impuestos suelen ser históricamente muy elevados, toda vez que la educación y la salud pública son gratuitas y de calidad mundial, entre otros derechos.

Qué diferencia con los grandes empresarios de Chile (CPC), de nuestro querido país, que en reunión con el Ministro de Hacienda hace unos días le exigieron que no se les incrementaran los tributos que tenían por objetivo solventar una mayoritariamente sentida reforma educacional sostenible por un par de décadas más. El único empresario que estuvo dispuesto explícitamente a un incremento a las grandes empresas chilenas fue don Jorge Awad, presidente de la Asociación de Bancos y de Instituciones Financieras.

¿Dónde está el sentido patriótico de los grandes empresarios chilenos?

Pero si ello no lo tuviera o no lo sintieran así, ¿Dónde está su sentido de futuro en la economía chilena, ante una realidad mundial elocuente, en que es precisamente el talento, el conocimiento, la creatividad, lo intangible, lo único competitivamente sostenible?

Empero, si ello tampoco le interesara ¿Dónde está su sentida paz social que de alterarse pudiera afectar sus exponenciales ganancias de futuro?

¿Miopía o avaricia?

Los franceses entregan una nueva lección, ya no sólo esa que lleva más de 200 años de vigencia, la Declaración de los Derechos del Hombre, sino esa que tiene que ver con el sentido de pertenencia, el animus societatis, la fraternidad efectiva, el amor aplicado por su país, el Bien Común, o por último, un mero realismo económico social.

Cuanto de todo ello les falta –no a las pymes- sino a nuestros grandes empresarios, lo que les sobra de egoísmo, soberbia, y de utilización abusiva del Estado cuando lo requieren.

MBA. Universidad de Talca.

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