*Jorga Navarrete Bustamante
Se decía en la columna pasada, que
los déficits competitivos se han
enfrentado eficazmente en el País Vasco, y otras regiones del mundo, en forma
sistémica.
Ello acá no se ha implementado. Las conversaciones continúan siendo
coyunturalitas más que estratégicas; cortoplacista y a veces hasta cosista; hay
preocupaciones procedimentales más que de contenido; todo es urgente, para ayer;
y las decisiones con asomo de estructurales –cuando son propuestas- son
asumidas con cierto letargo. Y así no se revierten las insuficiencias
competitivas ni de productividad pues se trata de procesos nada de simples, de
mediano y largo aliento.
Resulta imperiosa, entonces, una Visión Compartida del más amplio
espectro y con un mediano y largo plazo. Es decir, en tan complejo y dinámico
proceso nadie debe ser excluido mucho menos descender sólo en lo puntual e inmediato. En otras palabras,
la región requiere más que nunca antes un “Modelo de Desarrollo Competitivo”;
de un “Plan Estratégico de Competitividad”. Y estos deben ser complementado con
“Estrategias sobre el recurso Agua”; “Estrategia de Energía”; “Estrategia de
Desarrollo Logístico”; “Estrategia de Ciencia y Tecnología”, o “Estrategias de
Especialización Inteligentes”, de los cuales aún hoy carece nuestra región
rigiéndose principalmente por directrices nacionales.
Debemos desarrollar “entornos competitivos”. Podemos avanzar hacia “un
nuevo modo de hacer las cosas”; fortaleciendo Capital Social y articulándose
estrechamente con las “instituciones de colaboración”. Mejorando la Gobernanza
regional.
Es que pocas veces antes la uniformidad que impone el centralismo ha
carcomido más a esta región que a otras. Al parecer se hace más lo que Santiago
dice que lo que la región necesita.
En específico, el factor PERSONA, es el más complejo de asumir en
nuestra región (abarca educación y salud conformando 10 variables).
En efecto, en el penúltimo lugar estuvo el Maule
en el ICORE 2011, ubicándose en su más bajo lugar para esta dimensión. Resulta
imprescindible establecer medidas e incentivos regionales para revertir los
magros indicadores actuales: escolaridad bajo el promedio nacional; el 43% de
la Fuerza de Trabajo no ha terminado enseñanza básica; en fin, la más alta tasa de analfabetismo del
país.
En suma, la Región del Maule ocupó en 2011, por primera vez, el último lugar en el ICORE, a pesar
de haber subido su índice en 0.04 puntos (equivalente a un 23% de aumento).
Esta región había registrado una clara tendencia al alza de su índice del
competitividad entre 2002 y 2008.
Sin embargo, en 2009 tuvo una caída significativa, que el aumento de
2011 solo recupera en parte, llevando su índice al nivel que tenía en 2003.
Es decir, se mejoró algo pero las otras mejoraron mucho más. Algo ya
vivido con respecto a rankings anteriores, y que no se ha sabido superar.
Se requiere entonces, para empezar, de un trabajo sistémico y de
velocidad.
MBA. Universidad de Talca.