POLÍTICA Y PARTIDOS POLÍTICOS




Política y Naturaleza Humana.

Publicada en 2009. Diario El Centro.

*Jorge Navarrete Bustamante

¿A qué se debe que ciertos Estados progresan, y otros van de crisis en crisis?

La política es la respuesta. Ésta ha vuelto en “Gloria y majestad”, luego de un período de insólito tecnocrátismo en que se pensaba que los instintos primarios eran más eficaces que la razón misma. Los porfiados hechos trizaron el encantamiento del mercado autorregulado y la mirada vuelve hacia la filosofía política en busca del buen gobierno.

¿Cuál es el orígen de las fuerzas destructoras del ser humano que llevan a veces a mirar a su propio hermano como enemigo? ¿No han sido ya suficiente las guerras económicas, religiosas, el holocausto, Hiroshima, el Gulag, el apartheid, la desaparición de los opositores?

¿Cuál es el orígen de tanta agresividad que neutraliza la razón y define en forma maniquea la política como la confrontación entre amigos y enemigos?

Ya en el siglo V antes de nuestra era, los clásicos griego plantearon que en política, lo primero es conocer la naturaleza humana. Así lo hizo Platón en su obra “ La República”, y luego, el “filósofo de filósofos”, Aristóteles, en su obra intitulada “Política”.

Casi 2.500 años después, Freud, advertía de la analogía entre el proceso de madurez individual y el desarrollo de la colectividad: el destino humano se resuelve en la capacidad de controlar el instinto de agresión y autodestrucción (Tánatos)

Así, al decir del psicoanalista austriaco, frecuentemente habrá tensión entre la protección que brinda el Estado, por una parte, y las restricciones a la satisfacción de los impulsos básicos que genera felicidad, por otra.

Lo complejo es que no pocos  piensan que el Estado ha dejado de brindar amparo, y que el sacrificio de la libertad en pos de la productividad ha aumentado los riesgos y la incertidumbre.
Ante tal problema, la política debe simultánemente dar confianza y ampliar las libertades.
Sí, la política volvió para quedarse, pero tiene menos herramientas para conducir los procesos económicos, sociales y culturales: flujos financieros, internet, cambio climático, crisis energética.

La sociedad civil se ha fortalecido, pero no se han diseñado nuevos mecanismos de gobierno. Ni el Estado, ni el mercado, tampoco el “tercer sector”, pueden por separado determinar el curso de la globalización que, abandonada al “laisse fair”, provoca crisis económicas y comportamientos destructivos de la naturaleza. La pura razón puede paralizar. La sola voluntad puede llevarnos al vacío.

La política verdadera se nutre de ideas y se desenvuelve en lo contingente; busca superar las injusticias de un orden involuntario que aparece como natural. Nace de la crítica al presente, y se nutre de la hipótesis de un futuro mejor. Es lo contrario de la resignación. 

No vive de ilusiones. Vive de la concreta esperanza activa y de la voluntad de revertir las carencias. Por eso  a la hora de tomar decisones políticas, es tan vital conocer mejor la naturaleza humana.

*MBA. Universidad de Talca.






Partidos Políticos

Publicada en julio 8 de 2009, en Diario El Centro de la Región del Maule.

*Jorge Navarrete Bustamante

Los tan vilipendiados partidos políticos cumplen una función fundamental en toda democracia; tan así es que ésta no se concibe sin aquellos. Y así ha sido desde la época griega en que los egeos concibieron tal sistema de convivencia que es hoy realidad en más de 120 países de la tierra.

La calidad de los partidos políticos es -como instituciones de toda república- trascendente; es relevante como indicador para la competitividad de un país o de una región. A veces hace la diferencia entre invertir o no en un territorio.

De manera que Los partidos políticos importan, y es así por a lo menos por cuatro razones:
1.- Porque dominan proceso electoral
2.- Reducen costos información
3.- Canalizan y articulan intereses
4.- Dibujan el “paisaje” y la agenda política
5.- Porque limitan ejercicio poder.

Ello por sí mismo no es un hecho menor y constituye un beneficio para la sociedad, el Estado y para el desarrollo de la democracia.

De manera que los partidos políticos como institución son imprescindibles. Empero, como tales están constituidos por personas con sus virtudes y defectos, en que obviamente a veces suelen sobresalir éstas últimas, “fundiendo” sus expectativas o ambiciones personales con el deber ser institucional, y con el fin esencial de la Política: El Bien Común.

Suele percibirse a veces que algunos políticos (los menos) usan inclusive otras instituciones públicas (el parlamento, el CORE o el Consejo Municipal, incluso el poder ejecutivo) para sostenerse, lograr sus objetivos, o simplemente “pasar cuentas” con el poder y recursos que no son de ellos sino de toda la comunidad nacional, regional o local.
Los partidos políticos pierden el prestigio además por otras ocho razones: mala “performance” general del sistema político; baja adaptación al cambio de sus funciones; complejidad actual de la representación; distancia entre el mundo político y el real; mayor autonomía ciudadana; influencia de los medios comunicación sobre temas a veces subalternos, y hasta frívolos; poca transparencia en las campañas electorales; y baja democracia interna.

Por situaciones como éstas y otras se degradan los partidos políticos, se debilita la democracia y se desprestigia la Política.

Por ello, es altamente relevante la disciplina interna en todo partido político, la misma que ha sido algo esquiva en el último tiempo en las colectividades de nuestro país, generando situaciones confusas, “diásporas”  e irresponsabilidad política por todos ya conocidas.

Es que la disciplina partidaria depende –entre otros vectores- de la cultura organizacional sistémica e individual en la colectividad; del liderazgo interno; del funcionamiento parlamentario; y de los Incentivos en materia de legislación electoral. De manera que no es fácil entonces gobernar un partido en que las cuestiones que se resuelven son, en mayor o menor medida, dosis de poder, y en que no siempre coinciden los intereses personales con los del país o de su propio partido político.

*Magister en Gerencia y Políticas Públicas. Universidad Adolfo Ibañez. 

Política de la Responsabilidad

Publicada en julio 01 de 2009, en Diario El Centro de la Región del Maule.

*Jorge Navarrete Bustamante

La política es la actividad humana en la que con mayor recurrencia los deseos de quienes la ejercen, suelen confundirse con la realidad. En efecto, para no pocos políticos lo que es deseable se confunde con lo que es posible; lo que debe ser lo mimetizan con lo que simplemente es; y, lo que ellos quieren, con lo que simplemente hay.

En este último par de años, se ha esbozado un cierto infantilismo o inmadurez. Empero lo más preocupante, es que se empieza a vislumbrar actitudes vacías, es decir, aquellas que carecen de convicciones sinceras, de objetivo realismo y de acendrada responsabilidad. 

El realismo político se vincula directamente con la voluntad política pero jamás con el voluntarismo o con el oportunismo.

El realismo político es consubstancial a la responsabilidad que debe tener cada político en cada uno de los actos que realiza teniendo como perspectivas de Bien común. Ello porque un político consecuente se siente responsable por las consecuencias y, a la vista de ellas, es capaz de demorar sus ideales, sus deseos, expectativas y ambiciones, por legítimas que éstas sean. El realismo político es inherente entonces a la ética de la responsabilidad

En la transición hacia la democracia -pese a las reconocidas excepciones y errores- hay experiencias constantes de la ética de la responsabilidad. De verdad, si ha habido una guía para la acción, a pesar de los apresurados y retardatarios de siempre, esa ha sido la ética de la responsabilidad.

Ejemplos de responsabilidad política: la democracia de los acuerdos a inicios de los ´90, y el consenso sobre la situación limítrofe con Perú, en el presente año. Pero también, en términos ya más específicos, la actitud de Pablo Longueira por modernizar el Estado hace algunos años;  el rol constructivo del “juntos Podemos” en ésta novel democracia; el ejemplo indeleble de Soledad Alvear y, porque no decirlo, la actitud leal de Camilo Escalona para con la Presidenta Bachelet, cuando pocos la apoyaban, y para con la Concertación, al costo de postergar las aspiraciones de varios postulantes de su propio partido a La Moneda.     

Eso, matices más, o menos, es realismo político, es responsabilidad política, pues se actúa más allá de los naturales propios intereses y de las seductoras ambiciones personales, inspirado en asignarle mayor gobernabilidad y mejor gobernanza al Estado de Chile. 

Por ello, nuestro país concita hoy -como pocas veces lo tuvimos antes- el respeto a escala planetaria, prestigiándose la política chilena en un instante en que tal actividad es cuestionada en tantas latitudes.

Ello debe ser atesorado. Como Ulises en la Odisea hay que desoír los “Cantos de Sirenas”. Somos un país a poco de cumplir 200 años de vida independiente y no estamos ya para aventuras, escaramuzas electoreras o la ética del vacío.

Como ciudadanos tenemos también que cultivar y practicar la ética de la responsabilidad, quizás es el único modo de exigir con coherencia la Política de la Responsabilidad.  

*Magíster en Gerencia y Política Públicas. Universidad Adolfo Ibáñez.



El modo de hacer las cosas…

Publicada en 2009. Diario El Centro.

*Jorge Navarrete Bustamante

Hace un par de meses el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer un informe en que cambiar la manera de hacer las cosas constituye hoy un desafío para Chile.

En efecto, tras décadas de exitosas transformaciones que han disminuido los niveles de pobreza, fortalecido la economía, profundizado los derechos de los ciudadanos y adecuado muchas de las instituciones a las nuevas exigencias, el país se enfrenta a desafíos de otro tipo.

La evolución del Índice de Desarrollo Humano de Chile (IDH), sitúa hoy a Chile entre los países con un desarrollo humano alto (IDH sobre 0,800), liderando en el contexto latinoamericano.

Evidentemente, las personas tienen hoy en Chile mayor libertad, y las instituciones ejercen un control más indirecto sobre sus acciones. Es entonces más difícil hacer cambios hoy en nuestro país en muchos ámbitos.

Cierto, la ciudadanía está consciente del progreso del país, pero comienza a hacerse mayoritaria una visión del futuro más bien plana. Ni mejor ni peor.

Pareciera no tratarse de un problema de recursos. Chile dispone hoy de muchos recursos para la inversión pública y privada. Tampoco de consensos y voluntades sociales pues la urgencia de introducir mejoras cualitativas en los diversos ámbitos de la organización del país forma parte ya del sentido común. Tampoco se debe a un déficit institucional; si bien es cierto que aún hay amplias zonas que requieren modernización de las instituciones, hay importantes avances en este campo.

Las miradas hoy en día se dirigen más bien hacia aquellas maneras de hacer las cosas que parecen impedir el aprovechamiento del nuevo piso de oportunidades y enfrentar los desafíos que surgen de él. La agenda noticiosa y las conversaciones cotidianas se llenan de críticas a iniciativas tanto públicas como privadas cuyo común denominador es el modo en que se llevan a cabo las acciones.

Resolver esto no es sencillo. La sociedad chilena es hoy más compleja. Las personas son más libertarias y diferenciadas en expectativas personales; las instituciones están más dispersas y son más descentralizadas. Las imposiciones y dogmatismos son resistidos. Ello hace más difícil articular y concatenar visiones comunes.

Por esta razón hay que trabajar mejor las relaciones sociales: la definición de fronteras y roles; las negociaciones, los conflictos, los intercambios; es decir, las prácticas concretas por medio de las cuales las personas alcanzan sus fines.

O sea, hay que prestar mayor atención a las maneras de actuar de las personas. Hay que tomar en cuenta entonces entornos inciertos y complejos, exigencias simultáneas de múltiples actores, y considerar las formas relativamente autónomas e impredecibles en que los chilenos se relacionan día a día para perseguir sus fines.

Son, al fin y al cabo, los desafíos ineludibles que se presentan al acercarse el país a mejores estándares de desarrollo humano.

*MBA. Universidad de Talca.