ALGO DE CIENCIA Y PENSAMIENTO LIBRE






Darwin.

Publicada en el segundo semestre de 2009, en Diario El Centro de la Región del Maule.

*Jorge Navarrete Bustamante.

Hace unos días mi hijo Américo, de diez años, me pregunto: Papá ¿por qué los dinosaurios no iban en el arca de Noé?

De verdad ello era una pregunta algo más compleja de lo que pudiera concebirse inicialmente, quizás producto de un niño educado en colegio confesional, hijo de madre católica y de padre librepensador.

Con mi esposa Anita constatamos lo poco que hablamos de las verdades científicas en nuestro país y en nuestros hogares. Nuestra televisión –a diferencia de la anglosajona, europea en general- es pobre o timorata para abordar tan trascendentes tópicos, y suele enfocarse en lo superticioso, o en “lo revelado”, más que en lo que científicamente es.

En los colegios la situación no es muy distinta. Más allá de bendecir lápices el día anterior a la PSU, se trata de una situación cultural en que el peso de la tradición y de la sociedad lleva a las personas a persistir en no buscar la Verdad verificable, quizás por lo que a veces solitario y complejo ello pueda ser. Más fácil es aceptar algo que se nos impone y masivamente, “a espada o pluma”, desde antes de nacer… “Cargan con nuestro dioses y nuestro idioma”…, dice Serrat, sobre esos “locos bajitos que se incorporan”.

He ahí el gran mérito de Darwin, rompió esa inercia que a muchos acomoda y constató la verdad de la evolución de las especies sin considerar, en el origen de éstas, la existencia de una fuerza externa supra histórica omnipotente.

Desde Darwin, en los últimos 150 años, hay cada vez más sólidas respuestas científicas acerca del origen y evolución de la Vida, del Universo y de la Sociedad, al punto que el gran físico, Stephen Hawking, afirmó en el propio Vaticano: “Estamos siempre más cerca para responder a las preguntas de siempre: ¿por qué estamos aquí?, ¿de dónde venimos? Yo creo que estas preguntas pueden hallar respuesta dentro del mismo campo de la ciencia”.

Juan Pablo II aseveró: "Está bien estudiar el Universo y dónde se originó. Pero no se debería profundizar en el origen en sí mismo, puesto que se trata del momento de la Creación y de la intervención de Dios".

¡Sin comentarios!

No se pretende aquí usar la razón para negar creencias que viven de la fe, y no de la argumentación. La ciencia y la religión son en esencia diferentes. La primera busca la Verdad, y la otra ya la tiene por dogma.

Por ello resultan insólitas en pleno siglo XXI, las segregadas aseveraciones de “Caritas in veritate”: “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”. ¿?

¿Serían eso Darwin y tantos otros egregios científicos y pensadores?

Con recta razón, a 200 años de su natalicio: ¡Gracias Darwin por tu ejemplo, y por ampliar la mente y los sentimientos de millones de seres humanos en la búsqueda de la Verdad!

Sí, nuestro hijo Américo deberá ir buscando incrementalmente esa respuesta por sí mismo, en base al Amor, la Tolerancia, y la Libertad para creer y pensar, que Anita y yo día a día le inculcamos.  

*Magister en Políticas Públicas. Universidad Adolfo Ibañez.