DESPEDIDA AL OBISPO CARLOS GONZÁLEZ CRUCHAGA


Don Carlos y el Maule.

Publicada en  septiembre 25 de 2008, en Diario El Centro de la Región del Maule.


*Jorge Navarrete Bustamante.

Conocí a don Carlos hace poco más de 25 años, cuando yo era dirigente universitario y trabajaba por reconquistar la Democracia.

-Una vez me preguntó: “Jorge, ¿que lugar ocupa la religión en su vida”?

Previendo que alguna vez me platearía tal inquietud, le respondí con resolución sincera:

- “Gracias por su preocupación, Don Carlos, pero yo soy Libre Pensador”… Y él con su cálida sonrisa pero con su reconocida agudeza me dijo: “No importa Jorge, el Señor tiene muchos Templos”…

A partir de ese momento nos unió una amistad laica-religiosa extraordinariamente sincera y fraternal, que perduró hasta hace un mes, en que en su sencilla casa en el Caserío de Lircay hablamos del Maule.

Es que para él fue una preocupación constante las familias maulinas, en especial las familias campesinas.

Si tuviera que sintetizar su Obispado diría que no se quedó sólo en la oración sino que el Evangelio lo plasmó con la acción. No sólo se preocupó y ocupó de lo espiritual sino que también de lo temporal, cuando los Derechos Humanos fueron sojuzgados, cuando la pobreza se escurrió generalizadamente por los hogares del Maule.

- Preocupado por nuestra región una vez me dijo: “Jorge, ¿usted cree que las Logias Francmasónicas de Talca acepten mi invitación a una modesta cena en mi casa?...

- Yo le respondí: “Sólo será así, si usted acepta ir luego a cenar a la Logia, don Carlos”.

-          “Estoy dispuesto, hagámoslo”, me respondió.

Nos reunimos en la Casa del Obispo, en la alameda de Talca. Fue una jornada profundamente afectiva. Don Carlos y don Jorge Venegas –amigo personal del Presidente Allende y también francmasón- se conocían de muchos años. Se habló del Maule, de los más carenciados, y de la consolidación de la novel  democracia.

Los gestos fraternales del hermano Manuel Arranz y de los otros sacerdotes en la reunión no han sido olvidados.

Don Carlos cumplió su palabra, y asistió luego al ágape en la Logia. Al llegar al Taller se detuvo entre las columnas, y señaló: “Es helado como todos los Templos”…

Uno de los jóvenes sacerdotes que acompañaba a don Carlos preguntó si podía ver el libro que estaba en el Ara… Se asintió su solicitud… y, al revisarlo, con voz elevada le dice: “es un Libro Sagrado… y es una muy buena edición”, don Carlos …

Esa noche se recuerda cómo de fraternidad verdadera… y de proyección puesto que varias de las iniciativas de desarrollo para el Maule, desde los respectivos ámbitos institucionales, se hicieron realidad.

Estoy tratando de despedir a un hombre bueno, y al amigo… Los sabios antiguos solían decir que “la vida de todo ser humano es como un río –como nuestro Maule-, que ondula su caudal en los cauces del tiempo y del espacio, que recibe y disemina sus aguas, que recoge las lluvias reunidas y la riega por los valles. Extinguido el caudal, todo cuanto sus aguas tocaron, siguen cantando su nombre y prolongando en las raíces, en las ramas, en cada hoja que saluda el estallido del alba, en cada fruto que sigue prolongando la vida que el ayudo a crear, repartiéndose en flujos y reflujos vitales”.

Que duda cabe, Don Carlos fue un río de magnífico caudal.

Hasta siempre…

*MBA. Universidad de Talca.