*Jorge
Navarrete Bustamante
Han sido los canales de la TV privada quienes con inéditas imágenes, principalmente de cuatro medios de prensa extranjera y
algunos nacionales censurados en la época, han mostrado el realismo de lo que fue
vivir la dictadura en nuestra patria.
“Imágenes prohibidas”, programa de un canal perteneciente a
los mismos propietarios de la CNN, son las expresiones de un periodismo
investigativo, ético, responsable y verdadero.
Ha sido –aún para quienes luchamos desde fines de los años ’70
por la recuperación de la democracia- sencillamente desgarrador retrotraerse a
la brutalidad y a la barbarie que pudo imponerse institucionalmente como
sistema en Chile.
Con cierta rigurosidad científica comparto los estudios de expertos
de que existen a lo menos, "dos momentos" relacionados, y a la vez distintos de
lo que ocurrió en nuestro país: el golpe de estado; y la dictadura militar y
cívica.
El golpe de estado, el "primer momento", era tan predictible y
a la vez deseable por una mayoría notable de chilenos, al punto que el presidente
Allende convocaría a un plebiscito en esos días para pacíficamente resolver un
trance que polarizaba al país. Presagió su propio fin, si es que fuere
inconstitucionalmente removido. Lo que acaeció mientras la Casa de Moneda era
bombardeada por fuerzas de aire y tierra ante los atónitos ojos del mundo
contemporáneo.
Los “responsables de contexto” de tal golpe militar, fueron
principalmente los partidos de gobiernos de la época quienes se han hecho en ya
numerosas cartas, declaraciones, entrevistas y discursos, la más cruda y
sincera autocrítica. También, la hicieron otros partidos e inclusive personeros
de derecha como Julio Subercaseaux, entre varios otros. El presidente Aylwin –líder
de la oposición al gobierno del presidente Allende- pidió perdón a todos los
chilenos en cadena nacional.
El golpe militar –recordemos- tenía por objetivo el pronto restablecimiento
de la plena normalidad democracia. Ello era deseado por un sector de los
propios militares (Bonilla, entre otros varios que pronto murieron, o fueron
dado de baja), y aún por la propia derecha y centro político del país.
La dictadura militar, es el "segundo momento", duró 17 años; y
Pinochet quiso prorrogarla infructuosamente por 10 años más. Hubo muchos civiles
desde su comienzo hasta el fin: El grupo de Federico Willoughby, acompañó a Pinochet hasta 1976, siendo luego desplazado
por Jaime Guzmán y el gremialismo -que se había incubado en la Universidad
Católica- detentando poder directo e indirecto hasta el término de la dictadura;
y proyectándose a través de la Constitución del ’80 y del sistema binominal
(debiendo sólo dominar a RN), hasta hoy día.
La vertiente política la lideraba
Pinochet con la Junta, y los civiles en comento; el ámbito militar y represor de
la dictadura lo dirigía Pinochet y Contreras.
En este último, ya no existen “responsabilidades
de contexto”; hay “responsabilidades criminales”, cosa juzgada ahora por los
tribunales. Ambas no son equiparables ni justificables la una de la otra.
Asumible ello por el poder judicial, la prensa y los colaboradores indirectos
de la dictadura.
Así lo expreso hace unos días, en
un gesto que lo enaltece, el propio presidente Piñera.
*Magister en Políticas Públicas.
Universidad Adolfo Ibañez.
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