miércoles, 11 de enero de 2012

Capital de Riesgo

Capital de Riesgo

*Jorge Navarrete Bustamante

El capital de riesgo, dice la literatura básica, consiste en el financiamiento y gestión entregada por profesionales a empresas jóvenes de alto impacto, a cambio de altos retornos (económicos y sociales) a todas sus contrapartes. Dicho de otra manera, es la toma de participación temporal del patrimonio de iniciativas empresariales no cotizadas en bolsa (generalmente no financiables vía bancos o factoring, etc.), y de naturaleza no inmobiliaria, todas a cambio de una inyección fresca de capital.

El objetivo es que con tal financiamiento, la iniciativa aumente su valor y, una vez madurada, el inversionista se retire obteniendo altos beneficios económicos, independiente que lo puedan perder todo en el proceso.

Uno de los ejemplos más emblemáticos ha sido el de Bill Gate, que en sus comienzos no encontró financiamiento para su proyecto en la banca tradicional, aunque si en el Capital de Riesgo.

¿Qué sucede en Chile respecto a ello?

Durante varios lustros, el capital de riesgo en nuestro país ha criticado la carencia de proyectos interesantes para invertir, por lo cual, muchos de ellos, han buscado alternativas en el exterior, especialmente en Estados Unidos.

En virtud de ello, CORFO impulsó el año pasado el programa Star-Up, para traer al país talento suficiente y así mejorar el nivel, a fin que los inversionistas colocaran sus dineros en Chile, y no fuera. Además de, simultáneamente, constituir al país en un polo de emprendimiento a nivel internacional.

A un año de implementado el programa Star-Up, el balance presenta déficit. Y no porque CORFO haya hecho mal las cosas, o los proyectos no hayan sido lo suficientemente atractivos, sino porque ha quedado en evidencia que el levantamiento de capital en el país ha sido prácticamente nulo.

En efecto, según cifras de CORFO, publicadas en Diario El Financiero, “en el programa piloto, en que se seleccionaron 22 proyectos, se lograron levantar US$ 3 millones y, en la primera generación, que contempló 84 iniciativas, se recaudaron US$ 1,5 millones, principalmente de inversionistas de Estados Unidos y Argentina”.

Ello evidencia que a los inversionistas chilenos de capital de riesgo no parece interesarles este tipo de iniciativas, o simplemente tienen una aversión al riesgo que no se condice con la actividad que desarrollan.

La señal que está dando esta industria, entonces, es poco clara y desmoralizadora para quienes se han tomado en serio la idea de generar en Chile un polo de desarrollo para el emprendimiento, la innovación, el incremento de la productividad, y de la competitividad de las empresas chilenas.

De verdad, es necesario comprometerse con iniciativas como las de capital de riesgo, más aún cuando en los países en que estas se han implementado, el retorno de dineros para los inversores ha sido considerable, y la economía país se ha dinamizado estructuralmente, potenciándose nuevos negocios, nuevas redes y ensanchando el horizonte de prosperidad para la sociedad toda.

*MBA. Universidad de Talca.

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