miércoles, 11 de enero de 2012

2012

*Jorge Navarrete Bustamante

Este año no se acabara el mundo ni nada que se le parezca.

A lo más podría cambiar UN mundo… pero el resto no colapsará.

Sí existe incertidumbre por la crisis en Europa pues la destrucción de valor de las empresas a escala global el año pasado fue gigantesca pues la baja en capitalización bursátil fue de US$ 6,6 billones.

Tal escenario Chile lo encara con inquietud cierta. De hecho, el Banco Central estableció una banda de sus expectivas de crecimiento a la baja, entre un 3,75 % y un 4,75%; lo propio ya hizo esta semana el gobierno con acciones preventivas concretas como inyectar liquidez, en caso de ser necesario, con recursos provenientes de los excedentes del cobre.

Asimismo, al decir de nuestro Eduardo Engel, PhD y profesor de economía de la Universidad de Yale:Una reforma tributaria puede ser uno de los grandes temas del año. ¿Una reforma que aumenta la recaudación de manera significativa, aun si sectores empresariales se oponen? ¿Acompañada de una modernización de la gestión del Estado que contribuya a un buen uso de los recursos, aun si esto significa enfrentar a sindicatos estatales poderosos? Esa sería una gran reforma, que enfrentaría grupos de poder cercanos y distantes del actual gobierno”

Este será un año también en que los grupos de interés harán pesar su peso frente a un gobierno que se ha resistido -hasta el momento- a asumir reformas estructurales impositivas, políticas, educacionales y energéticas que esas diversas organizaciones sociales plantean.

Sin embargo, pudiera avanzarse (no se sabe aún con que profundidad), según lo evidenciado en estos últimos días en La Moneda, en la superación del Sistema Binominal y de la actual Reforma Tributaria, indispensables para generar cambios basales en otras problemáticas esenciales para el país, como en la educación.

El contenido y velocidad en la elaboración, legislación e implementación de ambas transformaciones –con la perspectiva educacional ya conocida por todos- se expresará en gran medida en las presidenciales de este otro año, siendo los comicios edilicios de octubre próximo una primera señal.

Como se aprecia 2012, más allá de las connotaciones apocalípticas, será un año a lo menos complejo donde se requerirá de mucha capacidad de escuchar, y de propuesta de calidad, sobre la base de una credibilidad a toda prueba.

Por su parte, nuestras empresas debieran asegurar el financiamiento requerido para el año, y revisar sus planes de inversión ya sea para ajustar, postergar o rebajar las mismas, sin dejarse llevar por lo que están haciendo otras compañías, sino que actuar en función de la situación puntual que está enfrentando su propia empresa.

Indudablemente, será difícil este año 2012, pero no lo suficiente para que se acabe el mundo.

*MBA. Universidad de Talca.

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