*Jorge Navarrete Bustamante
El desarrollo del capital social
y de la gobernabilidad son el soporte fundamental de una buena gobernanza para
la competitividad regional y el bienestar social.
Con lo senadores Andrés Zaldívar Larraín y Juan Antonio Coloma |
En efecto, si entendemos que la gobernanza establece que
una sociedad regional no es regida únicamente por el gobierno, sino que éste es
parte de una red compleja de interacciones entre instituciones y grupos; es
decir, que se desarrolla en un sistema de relaciones políticas y
socioeconómicas en que el gobierno es sólo una parte –la más visible- de esa
compleja red de interacciones, comprenderemos que es la distribución compensada
del poder político y socioeconómico lo que hace la diferencia entre una buena
gobernanza y otra que tiene problemas.
Asimismo, si internalizamos que la gobernabilidad, etimológicamente hablando, dice relación con la habilidad de
gobernar; o sea, por la capacidad de un gobierno legítimo de procesar y aplicar
institucionalmente decisiones políticas o, lo que es similar, que es el
gobierno eficaz de las instituciones políticas en la resolución de conflictos,
comprenderemos que una gobernabilidad de calidad hace la diferencia entre una
región con perspectivas y otra estancada o involutiva.
Ambas, gobernanza y
gobernabilidad, son consubstanciales. Ergo, NO habrá una buena gobernanza sino
existe una gobernabilidad de calidad
superior (instituciones políticas legítimas con decisiones positivamente eficaces)
Empero, ello es una
condición necesaria pero no suficiente pues el capital social es un factor
interviniente de vital relevancia en una buena gobernanza.
En efecto, si entendemos
por capital social “la capacidad de acción colectiva que construyen las
personas sobre la base de la confianza social, normas de reciprocidad y
compromiso cívico” (Putman), es decir, que contiene la
sumatoria de recursos morales, de confianza y de mecanismos culturales que
refuerzan a los grupos sociales, asignándole especial referencia también al rol
de prevenir y sancionar socialmente los procesos políticos, económicos y ambientales,
entre otros, comprenderemos que si en una región el capital social es débil su
gobernanza será frágil.
Analizando la región de Maule con senadores, empresarios y universidades |
¿Cómo percibe usted el capital
social y la gobernanza en nuestra región?
Cualquiera sea su respuesta,
coincidiremos que nuestro capital social maulino es a lo menos insuficiente y
es necesario, por tanto, apoyarlo con políticas públicas o programas
regionales para construir confianzas, desarrollar masa crítica, densificar y ampliar
redes, fortalecer liderazgos emergentes, trabajar en equipo, creando espacios
de diálogos, educando para un objetivo y efectivo control social.
La Junta de Adelanto del Maule, por
ejemplo, es una institución que esencialmente trabaja y se desarrolla en ese
ámbito. En efecto, se ha reunido ya en el últimos mes con los diputado Lorenzini
y Verdugo, y con senadores Zaldívar y Coloma; y pronto lo hará con los otros
parlamentarios, con el propósito de analizar y proyectar iniciativas
estratégicas de desarrollo regional, y también hacer control social.
En definitiva, el capital social
realmente también importa.
MBA. Universidad de Talca.
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