lunes, 11 de noviembre de 2013

ELECCIONES 2013



*Jorge Navarrete Bustamante

El domingo próximo Chile tendrá que definir si elige ese día, o el 15 de diciembre, presidenta; es decir, si en primera o segunda vuelta.

Si es en primera vuelta, Michelle Bachelet puede alcanzar hasta un 53%, lo que significa que obtendría más votos que los nueve candidatos presidenciales juntos, es decir, sería un triunfo avasallador; y, si gana en segunda vuelta, el triunfo podría variar entre un 60 y 70%, es decir, se legitimaría más su victoria para llevar a efecto las transformaciones que Chile le exige.

Esto último dejaría a la actual derecha en crisis fatal, debiendo apertrecharse -el sector de la ultraderecha- en los poderes fácticos y, eventualmente, si logra un mejor resultado parlamentario, operaría desde el Congreso Nacional para neutralizar lo que la mayoría de Chile demanda.

Tal derrota, si fuere en segunda vuelta, afianzaría aún más el proyecto del presidente Piñera (y de un sector creciente de RN) tendiente a modernizar la actual derecha con un sello genuinamente republicano y más progresista.

Por esto es posible que la ultraderecha aspire reservadamente a que todo se resuelva en primera vuelta evitando desechar parte de su conservadurismo político, económico y valórico hasta donde les sea posible.

Todo parece indicar que habrá cambio de signo político en La Moneda. Y empezará así un complejo proceso transformador en base a reformas enmarcadas en la institucionalidad siempre a respetar.

En definitiva, será un avanzar quizás lento pero sin pausa.

Es que Michelle Bachelet responsablemente ha insistido que se trata de transformaciones educativas, institucionales y tributarias (entre otras) que se implementarán gradualmente a cuatro, seis u ocho años, según sea la complejidad de cada una de ellas y la correlación de fuerza logradas en el Congreso Nacional.

Por esto último, el doblaje en diputaciones y senadurías es vital. Así, la profundidad y velocidad de las reformas comprometidas y apoyadas por la ciudadanía tanto en las primarias como en los comicios del domingo 17 próximo, dependerá de la mayoría parlamentaria que logren los candidatos aliados al programa de Michelle Bachelet.
  
Logrado ello, aunque algunos aún no lo comprendan, se garantizará el éxito de la ya Presidenta Bachelet más en el mediano que en el corto plazo.

Así se avanza y construye país cuando no se está en dictadura  o en una rebelión voluntarista: con participación, con acuerdos de mayoría; sin populismo ni demagogia; sin oferta de soluciones fáciles ni embustes a lograr cambios de un día para otro.

En suma, el gobierno del presidente Piñera entra en cuenta regresiva. Pudo haber llegado más lejos con acciones más de fondo pero en su coalición hubo presiones nostálgicas para impedir aquello, facilitando una derrota que no tendrá precedente en los últimos 50 años.

La presidenta Bachelet gobernará para todos los chilenos, y necesitará el apoyo de todos y todas sin excepción, incluyendo el de esa nueva derecha republicana y moderna que Chile aún espera.


MBA. Universidad de Talca.

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