miércoles, 18 de diciembre de 2013

Competitividad de regiones


*Jorge Navarrete Bustamante

Me encuentro en Boston, específicamente en la Universidad de Harvard, realizando un curso con Michael Porter sobre Microeconomía para la Competitividad.


Ello se realiza con seleccionados investigadores y directivos de entidades de diversos países del mundo vinculados a la competitividad sistémica como de clústeres. Es por tanto, la culminación de un proceso de desarrollo de vinculación y de competencias que hemos realizado con el CORE Maule  (se estudió ya con el Instituto Vasco de Competitividad, INCAE Business y el Instituto de Competitividad de Uruguay), con la perspectiva de elaborar e implementar –cuando se tome la decisión correspondiente- un Modelo de Desarrollo Competitivo en nuestra región del Maule.

Tal estudio de esta vez se complementará con la visita que hará en enero próximo (en el marco del proyecto Observatorio solventado por el FIC 2011) el PhD. Mikel Navarro –investigador vasco de ORKESTRA- cuyo equipo se encuentra también acá en Boston actualizando rigurosas metodologías, conocimientos y experiencias sistémicas que pudieran ser útiles en nuevas iniciativas regionales tanto en materia específicas de competitividad como de clusterización.

De manera que se trata de aportar al desarrollo competitivo de nuestra región del Maule, preocupación especial de dos Consejero Regionales, entre varios otros: Guillermo Martínez Sepúlveda y Raúl Palacios Alegría.
También ha sido aspiración indeleble de otras entidades como la Universidad de Talca y la Junta de Adelanto del Maule; de parlamentarios relevantes como Andrés Zaldivar, Hernán Larraín, Pablo Lorenzini, Jorge Tarud, Romilio Gutiérrez, Germán Verdugo, Guillermo Ceroni,  de numerosos alcaldes; de gremios e instituciones laborales.

Es que hoy se entiende más que antes –al decir de Porter- que la competitividad regional se crea, no se hereda. Que no surge de los dones naturales o del valor de su moneda como decía la economía clásica.

La competitividad de una región depende de la capacidad de sus empresas para innovar donde el capital humano, la competencia fuerte de sus rivales regionales, proveedores dinámicos, y de clientes mundiales exigentes, son sencillamente vitales.

En ello, una región capaz de construir entornos competitivos y de obrar focalizadamente es fundamental. Más aún, las diferencias en cultura y valores, estructura económica, instituciones e historia, son sencillamente esenciales en su éxito competitivo.
Dicho de otro modo, las regiones triunfan en sectores determinados debido a que su entorno es el más progresivo, dinámico y estimulante. 

Efectivamente, en la construcción de dicho entorno son decisivos sus gobiernos, las instituciones de colaboración (Capital y tejido social), las universidades, sus ciudadanos (capital cívico) Sólo así, con una adecuada gobernanza, se logrará una mayor productividad sistémica y, lo más importante, bienestar social para las grande mayorías regionales.


*MBA. Universidad de Talca.

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