miércoles, 28 de julio de 2010

Sociedad, Género e Igualdad

Sociedad, Género e Igualdad

*Jorge Navarrete Bustamante

Una mirada de largo plazo muestra una importante tendencia a la igualación de las capacidades básicas de hombres y mujeres. Estos cambios son percibidos por la gran mayoría de la población, según la Encuesta de Desarrollo Humano 2009.

Cierto. El 76% de los chilenos cree que las desigualdades entre hombres y mujeres han disminuido en comparación a diez años atrás.

El curso que siga la igualdad de género en el futuro, y con ella el Desarrollo Humano de Chile, dependerá en buena medida de la capacidad de los actores públicos para sintonizar con esa valoración y agregar de modo consistente la voluntad política indispensable para no desaprovechar lo sembrado y profundizar los cambios.

Cabe consignar que el PNUD define género como “los atributos sociales y las oportunidades asociadas con el ser femenino y masculino y las relaciones entre mujeres y hombres, niñas y niños, como también entre las mujeres y entre los hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones están construidas socialmente, son aprendidas a través de procesos de socialización, y varían según el contexto social y temporal. El género determina lo que puede esperarse, lo que es permitido y valorado en una mujer o un hombre en un contexto dado”

En el informe del PNUD intitulado “Género: Los desafíos de la Igualdad”, el horizonte es precisamente éste, el de la igualdad que, en un sentido amplio, ella significa que la persona humana es definida ante todo por ser sujeto de su propia vida, por la libertad para decidir cómo vivir y por su capacidad como ciudadano ante la sociedad. En ese sentido todos son iguales y no existe diferencia alguna, natural o creada, que pueda limitarla.

Las relaciones de género son una constelación compleja y multidimensional de fuerzas objetivas y subjetivas; institucionales e informales; políticas, económicas y culturales; que operan en el cuerpo, el lenguaje y la psiquis. Todas esas dimensiones son dinámicas, están permanentemente cambiando, adaptándose, reconstruyéndose. Pero lo hacen a distintas velocidades, unas de manera abrupta y otras de manera casi imperceptible. Además cada una de ellas es a la vez causa y efecto de las demás.

Ello determina que hay que enfrentar decididamente ciertos núcleos duros existentes en la sociedad. Por lo tanto, el cambio que se requiere hoy demanda voluntad política, deliberación social, innovación en los instrumentos de política y cambios en las prácticas. Así como el concepto de género es inseparable del horizonte normativo de la igualdad, su realización práctica es inseparable de la política democrática. El informe en comento se ofrece como un estímulo y un fundamento para ese trabajo que compromete al conjunto de la sociedad chilena y maulina.

Indudablemente, el informe del PNUD constituye un guía para la acción en la perspectiva de una genuina igualdad de género. Pero de los maulinos y maulinas dependerá entonces si marcamos el paso, o apuramos el tranco en esa justa dirección.

MBA. Universidad de Talca.

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