lunes, 13 de junio de 2011

Calidad de la Política y Competitividad

Calidad de la Política y Competitividad

*Jorge Navarrete Bustamante

Competitividad y política con mayúscula son consubstanciales. Un país o región no puede desarrollarse la una sin la otra. Ya lo esboza Michael Porte en su “diamante” donde releva el factor gobierno como un componente importante.

Chile y nuestra región tienen problemas serios de productividad y de competitividad. Eso nos lo vino a decir el propio Porter hace unas semanas y, lo más efectivo, es que la propia realidad nos lo notifica a diario.

Es cierto, tenemos, ya por varios lustros, graves problemas en cuanto a la calidad de la educación; a la indecisión para apoyar I+D+I; y a la ambigüedad evidente para respaldar a las universidades públicas y a la PUC que precisamente son las que más en Chile estudian, analizan y proyectan ámbitos e iniciativas emergentes de investigación y competitividad.

Pero también la política tiene problemas de fondo.

Ya lo dijo el presidente: “Chile está bien, pero la política no está bien”.

En las últimas semanas se ha hecho elocuente una crisis en la gobernabilidad del país. La encuesta Adimark (liderada por Roberto Méndez, ligado a RN), trae una fuerte baja del Gobierno y el Presidente, pero también castiga a la Concertación y al Congreso.

¡Es el sistema político en su conjunto el cuestionado por la ciudadanía!

Ello ha ocurrido antes. Superado sólo por la rectificación política esclarecida. Pero ello debe revertirse a la brevedad pues de lo contrario se produce un vacío político que suele ser llenado por populistas disfrazados de antipolíticos, ya algo tan frecuente en América Latina.

Existe hoy un desacoplamiento entre una economía que crece y que necesita desarrollar más productividad, con un sistema político que responde inadecuadamente a las nuevas demandas y cambios del entorno, donde actores ahora más dinámicos, diversos, a veces contradictorios, rápidos e innovadores -cómo son los Movimientos Sociales de hoy, que se diseminan a través de efectivos conductos tecnológicos, como las Redes Sociales- empiezan a dominar el escenario político chileno, pues este corre detrás de ellas tratando infructuosamente de responder a todas sus demandas.

La incapacidad del sistema político actual para construir una atmósfera que permita sólidos acuerdos y que asegure gobernabilidad y gobernanza al país, ha sido castigada por la misma opinión pública a la que ha intentado seguir desarticuladamente, y a veces contradictoriamente, por intereses sectoriales o de partidos.

La política debe re crearse a sí misma ante tal cuestionamiento de motivos, sistemas, prácticas, y nuevo orden de fuerzas. Y lo debe hacer desde el interés de país, teniendo presente que su respetabilidad radica en la legitimidad ciudadana de su poder y capacidad para transformar la realidad que desean millones de chilenos diversos.

Si no superamos tal trance, tendremos conflictividad social, inestabilidad, demagogia y populismo y, obviamente, menos competitividad.

Calidad de la política y competitividad son consubstanciales.

MBA. Universidad de Talca.

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