martes, 28 de junio de 2011

Disyuntiva Fundamental

Disyuntiva Fundamental

*Jorge Navarrete Bustamante

Hemos reducido drásticamente la pobreza de un 44% en 1989 a un 11 o 15%, en 2010, según sea fuente de la ONU o del gobierno, respectivamente. Ello, es un gran progreso.

En los años próximos, Chile será un país desarrollado, si entendemos por ello el que ha alcanzado un ingreso por habitante de 20 mil dólares por año.

Pero el crecimiento es una condición necesaria pero no suficiente para alcanzar el desarrollo. Cierto, en 1961, Kuznets “demostró” que los países que crecen, tienen una etapa que agudiza las desigualdades pero luego el crecimiento lleva a más igualdad. Luego, Barro, de la Harvard University (2000), demostró que el punto máximo de desigualdad ocurre en los 5 mil dólares per cápita; sin embargo, partir de ahí, el crecimiento genera más igualdad.

Lo central pasa a ser entonces la distribución del ingreso.

Así, por ejemplo, la esperanza de vida en Estados Unidos es inferior a la de Japón, a pesar de que Estados Unidos tiene un ingreso superior. Más notable aún: países como Grecia o Nueva Zelanda, cuyo producto corresponde a la mitad del de Estados Unidos, tienen una esperanza de vida superior.

La situación es similar con otro indicador, el llamado “índice de felicidad”, pues, cuando se alcanza un ingreso por habitante de 20 mil dólares, la correlación entre ingresos y felicidad desaparece vinculándose con otros factores: por ejemplo, la cohesión social y, por ende, con una alta movilidad social, igualdad de oportunidades, y calidad de la educación. Tales legítimas y esenciales aspiraciones dependen, básicamente, de una distribución del ingreso más igualitaria.

¿De qué estamos hablando concretamente?

Hay países desarrollados donde el 20% de la población perteneciente al quintil más alto tiene un ingreso promedio de entre 4 y 5 veces el promedio del quintil más pobre (salvo USA que es 8 a 9 veces). En Chile es de dos dígitos, y además hace ya tiempo superamos los 5000 dólares per cápita como para no desenvolvernos en una sociedad algo más equitativa.

El problema radica en que de no modificar nuestro actual modelo distributivo, según Andrea Repetto, economista del MTI, cuando Chile alcance los 18 mil dólares por habitante, el ingreso del quintil más pobre sería de 3.395 dólares, equivalente al ingreso medio de Congo; el ingreso del quintil más rico, en tanto, sería de 60.987 dólares: el tercer país más rico del mundo, sólo por debajo de Qatar y Luxemburgo.

La disyuntiva fundamental, entonces, es qué tipo de distribución de ingreso quiere tener la sociedad chilena y maulina si aspiramos a ser un país o región desarrollada en los próximos años. ¿Queremos realmente convertirnos en una sociedad más igualitaria? ¿O simplemente el de la distribución más equilibrada del ingreso es un tema que no resulta relevante hoy, y que veremos más adelante cómo resolver?

Lo anterior precisa de una gran Política de Estado en materia impositiva, competitiva, social y cultural que la sociedad chilena y maulina ya parece demandar.

MBA. Universidad de Talca.

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