martes, 5 de julio de 2011

Chile: Innovación 2011

Chile: Innovación 2011

*Jorge Navarrete Bustamante

Chile ocupa el primer lugar en la lista de los países latinoamericanos en términos de innovación, según el Índice Global de Innovación (GII), elaborado por la escuela de negocios INSEAD.

Sin embargo, Chile ocupa el puesto 38 a nivel global, lo siguen Costa Rica y Brasil quienes ocupan los lugares 45 y 47, respectivamente.

Según el estudio, las fortalezas de Chile están dadas en los siguientes indicadores: Regulación (Puesto 18), Tasa Impositiva (19º), Gobierno en Línea (18º), Capitalización del Mercado (11º), Aranceles Aplicados (7º) e Inversión Extranjera (18º).

Es decir, ha dado buen resultado el haber institucionalizado buenas prácticas que propician un mejor ambiente para la innovación, como la creación del Consejo Nacional para la Innovación y la Competitividad, y el uso de los crecientes ingresos de las exportaciones de commodities para financiar proyectos de innovación.

Sin embargo, la buena posición de Chile se ve afectada por un bajo desempeño en dos áreas ligadas tradicionalmente a la innovación. En la categoría Capital Humano e Investigación ocupa el lugar 71º (incluyendo el lugar 89º en educación primaria), mientras en el índice de Eficiencia ocupa el puesto 93º a nivel mundial.

Es decir, tenemos problemas graves pues se trata de vectores estructurales más que institucionales. Dicho de otro modo, se requiere poner en marcha un proceso cualitativo de mayor complejidad y, por lo mismo, de más largo aliento para alcanzar el estándar cuantitativo de situar al país algún día entre los primeros “30 a nivel mundial”.

Requerimos cambiar la mentalidad cortoplacista que aún tenemos. Ese pensar que sólo lo tangible “vale”; y que invertir en intangibles cómo la educación, mejoramiento continuo o la investigación es “perder” plata, o que simplemente pueden esperar que otros lo hagan porque necesitamos ahora “lucir” un resultadito “concreto”, es nuestra irresponsabilidad e incompetencia.

Innovación, al decir del Manuel de Oslo, “es crear valor a través de la transformación de ideas o conocimientos en nuevos, o significativamente mejorados, productos (bienes o servicios), procesos, métodos de comercialización o métodos organizacionales“.

Ello trasunta empezar por abrir la mente de nuestros niños y jóvenes, para despertar en ellos la curiosidad científica en la perspectiva que encuentren soluciones a sus grandes y pequeños problemas.

Ello se logra con transversal educación de calidad, con medios de comunicación inteligentes que elevan los niveles de conversación familiar y societal, y con un Estado que valora y da muestras reales que lo intangible importa y que el acceso por igual al conocimiento, es la herramienta insustituible para el crecimiento, cohesión social y mayor felicidad de los chilenos y chilenas.

Si no corregimos el actual modelo imperante, la innovación, la competitividad, y la paz social que anhela Chile y el Maule no dejaran de ser más que un simple espejismo.

MBA. Universidad de Talca.

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