lunes, 7 de noviembre de 2011

Desarrollo Humano 2011

Desarrollo Humano 2011

*Jorge Navarrete Bustamante

El gran desafío del desarrollo del siglo XXI es proteger el derecho de las actuales y futuras generaciones a llevar una vida plena y saludable.

Las proyecciones sugieren que si seguimos ignorando el grave riesgo de las desigualdades sociales pondremos en serio peligro las décadas de avances permanentes de la mayoría de los pobres del mundo.

El Informe del PNUD 2011 notifica aquello e identifica vías de acción concretas para que las personas, las comunidades locales, los países y la comunidad internacional promuevan la equidad y la sostenibilidad ambiental, de maneras que se refuercen entre sí.

Además, en dicho Informe de Desarrollo Humano 2011 se promueven reformas para fomentar la equidad y el protagonismo. Así, el reporte enfatiza que: “Tenemos una responsabilidad compartida frente a los menos privilegiados, tanto los de hoy como los del futuro, y un imperativo moral de garantizar que el presente no se convierta en enemigo del futuro”.

En efecto, el financiamiento requerido para el desarrollo —inclusive para protección social y ambiental— debe aumentarse exponencialmente con respecto a la actual asistencia oficial para el desarrollo; de lo contrario, no lograremos revertir la crítica situación actual.

Si bien en Chile desde hace dos décadas, ha priorizado el “crecimiento con equidad” en el diseño de políticas y programas, como asimismo los posibles efectos multiplicadores de mayor empoderamiento legal y político, ese modelo empezó a dar muestra de fatiga en la medida que se alcanzaban toda las metas trazadas hasta constituirse en el país con más alto desarrollo humano en América Latina, aunque en el lugar 44 a nivel mundial.

Esto nos notifica que nuestro modelo cumplió ya eficazmente su rol. Seguir haciendo las cosas como siempre no es ni equitativo ni sostenible. Hay que replantear el modelo de desarrollo pues con la demora se ha polarizado económica y socialmente el país. Nuestras conversaciones y aspiraciones están ya en otro nivel, donde la inversión pública debe incrementarse hacia la inteligencia, el conocimiento, o una educación integradora.

Ello, aunque algunos no lo quieran asumir, es productividad, competitividad país, desarrollo sostenible. Si no lo hacemos se perderá lo logrado. Perderemos la oportunidad -tantas veces postergada por los mismos- de incorporarnos al selecto concierto de las naciones desarrolladas del mundo.

De ello, y mucho más, nos habla el Informe de Desarrollo Humano 2011, enfatizando en lo ambiental, en los sistemas energéticos renovables y limpios; en la protección social, en la equidad de género, en la distribución de ingreso en general; en lo sinérgico de todo ello.

Al fin y al cabo, todo aquello mejorará nuestra gobernanza y nuestra calidad de vida desde donde cultivar nuestra felicidad como personas dignificadas en nuestros derechos, igualmente libres y más fraternas.

Sólo hay que dar el primer paso hacia el verdadero cambio que nos insinúa –y no es menor- el propio Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

*MBA. Universidad de Talca.

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