miércoles, 28 de diciembre de 2011

2011: El año que Chile Cambio.

2011: El año que Chile Cambio.

*Jorge Navarrete Bustamante

Este año, que ya fenece, fue de aprendizaje para muchos.

Para las instituciones educacionales porque tenían educandos más esclarecidos y con mayor capacidad de liderazgo que el que suponían, terminó por movilizar a todo un país; las grandes empresas y gremios porque debieron tomar posiciones frente a la corrupción de sus pares y ante una inminente reforma tributaria que les afectará -si es real- su propio patrimonio; el gobierno pues ha internalizado que “otra cosa es con guitarra” cuando se trata de enfrentar la delincuencia, de equilibrar su programa con problemáticas emergentes y hasta urgentes, o simplemente de ajustar a la baja el crecimiento económico -insistentemente propalado- de un 6 al 4 por ciento; la Iglesia católica porque fue incapaz de superar una elocuente crisis moral sobre todo después del caso Karadima; la política chilena, de tan baja calidad, porque tanto en la Concertación -que agoniza como tal por su irrealismo e ineptitud- como en la derecha porque protegió de forma imberbe, hasta lo insólito, a una Intendente que abusaba de su cargo, y a un alcalde que rendía homenaje a un asesino como Krasnoff, condenado ese mismo día por los tribunales de justicia a más 140 años de presidio: en ambos casos se dijo que era un “error” de esas autoridades.

El país cambio. Fue la rebelión de la más diversa sociedad civil chilena contra un sistema, prácticas, conductas monopólicas e instituciones, a lo menos anquilosadas o anacrónicas.

Chile ya no es el mismo. Existe una diáfana toma de conciencia de las chilenas y chilenos sobre las desigualdades, lo abusos y la intolerancia. La ciudadanía se posiciona con nuevas demandas sociales. Se aspira a un país menos oligárquico en lo económico, político y cultural.

El 2012 se abre en Chile con un mundo lleno de interrogantes para la política. Las elecciones edilicias, de Consejeros Regionales y, el 2013, los comicios parlamentarios y presidenciales, notifica que el tiempo se acaba para el actual gobierno –a poco andar tan “plano” como la Concertación-; para el actual modo de hacer política, y para una institucionalidad que no incluye a la inmensa diversidad de chilenos y chilenas.

Si no hay un giro real en Chile en el 2012, la gran disyuntiva ciudadana será oportunismo y populismo versus credibilidad y gradualidad de los cambios; de mantener las desigualdades existentes o encaminarnos hacia una sociedad más igualitaria, o de igual libertad para todos.

Aún hay tiempo entonces de corregir el rumbo. Al parecer es lo que el Presidente intenta al reunirse con los ex presidentes de la República. Son demasiados evidentes ya para la ciudadanía chilena, las triquiñuelas del desgaste, del slogan fácil, del empatar al adversario, del bono o beca de emparche, o de distraer la mente para que no cambie nada.

La gran disyuntiva, está planteada. El 2012 ya empieza… El 2011 nos dejó un nuevo Chile.

*Magister en Gerencia y Políticas Públicas. Universidad Adolfo Ibañez.

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