Competitividad: Enfoques
*Jorge Navarrete Bustamante
El Maule pudiera necesitar un enfoque político integral para mejorar su
competitividad. Este planteamiento político requiere centrarse en las
dimensiones de la competitividad microeconómica y macroeconómica que parece estar
dificultando una prosperidad sostenible. La colaboración entre el Gobierno, las
empresas, las universidades y otras instituciones es crucial para la transición
a una etapa del desarrollo basada en la inversión y luego, a una siguiente
etapa, sustentada en la innovación.
Es que la historia económica de una región importa y, si miramos el
pasado y presente, nuestra región se encuentra más cerca -desde hace décadas- de una economía dirigida por los factores donde la prioridad ha
sido ofrecer costos baratos, y el papel del gobierno se ha centrado en promover la estabilidad económica, mejorar el capital humano
dentro de lo posible, ofrecer una infraestructura básica y rebajar los costos de hacer negocios.
El problema es
que otras regiones están ya sustantivamente basando
su economía en la inversión donde la prioridad de verdad es el aumento de
la productividad vía eficiencia e inversiones deseablemente directas, y donde
el rol del gobierno es proporcionar una infraestructura avanzada,
mejoramiento continuo de su fuerza laboral, promoviendo incentivos
favorecedores de la productividad, y apoyando
cuantiosamente el desarrollo de clústeres o encadenamientos sinérgicos.
Otras regiones
están cerca de basar su economía en la
innovación donde su prioridad esencial es una propuesta única de valor basada en la generación y explotación de nuevos conocimientos, y donde
el papel de los gobiernos se centra en desarrollar capacidades e
infraestructuras científicas y tecnológicas avanzadas, impulsa la mejora y
combinación de los clústeres existentes y su transición a estadios superiores,
y establece incentivos que aumenten la innovación.
Cierto. El ejercicio de la política –eso todos lo sabemos- tiene consecuencias
irreversibles sobre la trayectoria del desarrollo económico de una región. Y ello tiene que ver con el análisis de
políticas, composición de equipos, prioridades presupuestarias, liderazgos y
autonomías respecto a la uniformidad que suele imponer el centralismo,
coordinación interinstitucional efectiva, aplicación creciente de políticas
horizontales; con el avance lento pero sin pausa hacia un proceso de diseño y
aplicación de las políticas cada vez menos top-down (de arriba abajo), y más
participativa, con implementar “cartas de navegación” de mediano y largo plazo,
adquiriendo experiencias y buenas prácticas,
con continuidad de políticas
(construir sobre lo que ya existe), y promoviendo el trabajo sinérgico con las
instituciones de colaboración, entre otros lineamientos y acciones estratégicas.
Si, la gobernanza también importa cuando se trata de instalar un
enfoque de política integral para construir y desarrollar nuevos estadios
competitivos en una región, cuyo fin fundamental es alcanzar mayor bienestar
para todas sus familias.
MBA. Universidad de Talca.
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