miércoles, 6 de junio de 2012

Gobernanza para la Competitividad



Jorge Navarrete Bustamante*

En la coyuntura económica actual, necesitamos más que nunca velar por que las regiones, empresas e instituciones de colaboración estén bien gobernadas y, por consiguiente, sean fiables y sostenibles. Una aplicación excesiva de planteamientos a corto plazo ha tenido en el pasado generalmente resultados desastrosos.

Según el enfoque prescriptivo, “la gobernanza se refiere a la manera en que el poder legítimo se ejerce en relación con la sociedad y para el bien común”.  En cambio, bajo la óptica del enfoque descriptivo, el concepto de gobernanza establece que la sociedad, o un determinado territorio, no es regida únicamente por el gobierno, sino que éste es parte de una red compleja de interacciones entre instituciones y grupos.
La Junta de Adelanto del Maule que agrupa a empresarios, universidades,  gremios y profesionales, se reúne con parlamentarios maulinos para analizar y proyectar iniciativas regionales.

La gobernanza trata entonces de aspectos concernientes a la distribución del poder político y socioeconómico, y constituye un sistema de relaciones políticas y socioeconómicas en que el gobierno es sólo una parte –la más visible- de la compleja red de interacciones y grupos, en el que obviamente el gobierno no es el único que planifica, cuando de verdad lo hace.

De manera que la marginación de actores público, privados o académicos importantes, o la sobre representación de uno sobre los otros, puede llevar a crisis de gobernanza, en donde el arreglo político del poder pierde la capacidad de canalizar los distintos intereses a través de mecanismos de resolución pacífica de conflictos.

El desafío hoy día entonces, es transitar desde la gobernanza basada en jerarquía, a la sustentada en redes. En efecto, la diferencia entre ambas radica en que la primera se basa en estructura, y la segunda en procesos; una es enclaustrada y la otra se inspira o actúa en la apertura; la primera a lo más coordina, y la segunda colabora; una se centra en las cuentas al detalle, la otra en la confianza adquirida; la primera se sustenta en el poder, y la segunda empodera.

Sí, trabajar redes, entendidas estas como: Espacios estables para la colaboración público-privada donde las empresas y agentes de innovación como la universidad o centros tecnológicos, y también los del mundo de la política, interactúan en procesos de reflexión y aprendizaje relativos a la innovación y la competitividad regional.

Ello no es banal. Al decir de Barro (1998), las regiones de mayor éxito serán las que tengan la capacidad para generar redes de empresas, e instituciones que permitan utilizar sus recursos –formación continua, sistemas tecnológicos y de comunicación, entre otros- sistémicamente, fomentando la movilidad del capital y los recursos humanos; potenciando la innovación y a los emprendedores.

La Gobernanza de redes para la competitividad… Pienso que podemos lograrla.

MBA. Universidad de Talca.

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