Aniversario
*Jorge Navarrete Bustamante
Empecé en Diario El Centro hace
precisamente 24 años. Cuando se emplazaba allá en calle 04 sur con tres
oriente… Debíamos en esa época ir a escribir en sus oficinas las columnas, las
cuales eran luego trascritas al “sistema” por veloces digitalizadoras para
luego un dilecto profesor de castellano las revisara cuidadosamente y no
incurrir en errores ortográficos.
Eran tiempo muy bonitos pues nos
encontrábamos los columnistas, director, periodistas, administrativos y hasta
con el propietario del matutino, César Aldana N., que siempre estaba optimista
y bromeaba con nosotros a pesar que la competencia no era nada fácil con “La
Mañana” y se estaba innovando en una sociedad inmensamente tradicionalista.
A veces llegaban don Julio Aldana y la señora
Eliana Norambuena con su notable sencillez a conversar con nosotros, quienes
les admirábamos pues desde fines de los ´70 habían emprendido un negocio
complejo como eran y son, las imprentas. Ellos leían nuestras columnas y nos
decían amistosamente que no cambiáramos nuestro decir y pensar, a pesar que
eran tiempos difíciles y a autoridades de la época no les gustaba lo que
algunos escribíamos.
Si “El Centro” tuvo una vocación
desde sus inicios, fue el respeto a la diversidad, la tolerancia y difundir la
verdad aunque doliera. En ello César fue, al igual que sus padres, implacable.
La independencia del diario ha sido a partir de ellos, a toda prueba. Y me
consta porque no pocas veces estuve presente en llamadas de autoridades o
poderes fácticos que exigían cambios de titulares, “matizar” y/o amenazar con
no financiar inserciones en sus páginas. Ello era en vano, y los directores lo
sabían demostrando al día siguiente que “El Centro” no era intimidable.
Eran los tiempos en que los poderosos
llegaban a “El Centro” y conversaban horas con un director imperturbable. Ello
lo veíamos pues su oficina tenía una gran ventana donde percibíamos los gestos
de ellos mientras nosotros, los columnistas, trazábamos nuestro artículo en
maquinas de escribir con engranajes de plástico que recién había comprado César
en un gran número para facilitar la labor.
Varios columnistas fuimos muy
conocidos por nuestras columnas tan distintas. Nuestras fotos permitieron que
en la calle la gente nos hiciera saber su parecer sobre lo escrito. Mi recuerdo
a la señora Eliana Cantarero que escribía sobre las ideas neoliberales y de la
democracia protegida; salíamos los días domingos y a pesar de pensar distinto construimos
una amistad cívica indeleble gracias a “El Centro”.
César arriesgó mucho luego, y la
señora Eliana le respaldó, invirtiendo en las tecnologías más modernas del
país; el edificio nuevo en avenida Lircay ha sido un regalo para la ciudad; el
preservar la libertad con respecto a las cadenas nacionales, es un gesto de
coraje de la mejor estirpe.
Ya casi llegamos al cuarto de siglo,
y el diario en este lejano rincón del mundo continúa vigente granjeándose por todo
ello el corazón de los maulinos.
MBA. Universidad de Talca.
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