miércoles, 16 de junio de 2010

Sismo y Competitividad en el Maule

Sismo y Competitividad en el Maule

*Jorge Navarrete Bustamante

A casi cuatro meses de acaecido la catástrofe, la mayoría de los análisis del mismo son de corto plazo enfocándose en las consecuencias económicas de la población (producción y empleo) con un horizonte a no más de dos años.

Así, se propende principalmente a ponderar lo que ha ocurrido en nuestra región en materia de habitabilidad social, aproximando escenario de normalización en materia de reconstrucción y de reactivación económica antes que termine el año próximo.

Ello es una condición necesaria pero no suficiente pues tenemos el deber de mirar un poco más lejos por mucho que el proceso de reconstrucción demuestre un cierto letargo.

En efecto, hay que auscultar también cuál puede ser el desplazamiento del crecimiento de la Región del Maule en los años venideros; los flujos migratorios de la fuerza de trabajo; y los bemoles de un eventual cambio de identidad.

Por lo tanto, debemos incluir -guste o no- una mirada de largo plazo pues es precisamente ésta la que contiene una óptica estratégica; aquella que ve en las crisis, una oportunidad, y los desafíos de una genuina gobernanza y de una real cultura de la responsabilidad.

Bajo la óptica económica, el factor más importante a monitorear después de un sismo, es lo acontecido con el stock de capital incluyendo los activos tangibles e intangibles. Es decir, todos hemos visto como ha disminuido sino desaparecido en significativa medida nuestra infraestructura física, maquinarias, capital de trabajo; y algunos intangibles como imagen de marca y redes de distribución, entre otros.

Cierto, hace un par de meses, el Banco Central estimó las pérdidas de stock de capital neto en torno al 3%. Sin embargo, considerando que los epicentros sísmicos (O’Higgins, Maule y Bío Bío) generan casi el 16% del PIB nacional, se puede colegir que a escala regional la caída en el producto por el efecto del terremoto sería equivalente en torno a un 6% del producto anual, la que se concentrará especialmente en el primer semestre del presente año.

Es decir, estamos en un problema mayor al concebido inicialmente. Empero ello es posible de mitigar y revertir en la medida que el capital repuesto se reconstruya empleando insumos, trabajo y capacidades ya localizada en la región.

El foco vital que debemos asumir entonces, es que ciertos vectores (inversiones privadas en la región; migraciones internas y externas; colaboración entre las empresas; y la gestión de las redes regionales, entre otras) están condi­cionados por el ambiente que la misma región desarrolle: instituciones que funcionen, una competitividad más sólida que la evidenciada hasta ahora, un ambiente de colaboración, y la resiliencia de las personas y de la comunidad regional para sobreponerse al desastre.

Por cierto que es insuficiente aún la información disponible para una exhaustiva evaluación de largo plazo pero es allí donde adquiere relevancia, la histórica dinámica competitiva del Maule que debemos también evaluar, ajustar, proyectar, perfeccionar, potenciar e implementar.

MBA. Universidad de Talca.

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