miércoles, 17 de noviembre de 2010

Hacia la TV digital

Hacia la TV digital

*Jorge Navarrete Bustamante

El Centro de Competitividad del Maule estudia una propuesta educativa y cultural de la TV Digital para nuestra región, la que se espera sea positivamente exponencial en materia de contenido diversidad y aprendizaje.

Sin embargo, ello podría dificultarse si la televisión chilena no culmina adecuadamente el elocuente proceso de transición por la que transita.

Efectivamente, el ingreso de grandes grupos económicos a la propiedad de estos medios puede determinar las condiciones normativas y modelos comerciales que han de diseñar el terreno de la televisión digital.

Es que si bien es cierto, se trata de una tecnología que permite la diversificación, la fragmentación de las señales, los contenidos y las audiencias, la presencia de esos grupos en lucha por el mercado puede neutralizar las potencialidades tecnológicas.

Dicho de otro modo. Si la regulación pasa a ser una nueva desregulación, lo que tendremos es un nuevo mercado altamente concentrado, como en los diarios, las radios, la banca o las farmacias.

Empero la situación puede ser más grave, porque si bien en el sector de las telecomunicaciones o los supermercados son tres o cuatro los controladores del mercado, en los periódicos son sólo dos.

Cierto. Existe en la prensa escrita un neologismo duopolio, un monopolio de dos caras: con más del 98 por ciento de las ventas repartidas entre el grupo Copesa y El Mercurio.

Así, es difícil hablar de libre mercado en ese específico sector de los medios de comunicación.

Lamentablemente, parece que hacia allá se encamina nuestra actual TV analógica y, más temprano que tarde, la propia TV digital que hoy se encuentra en periodo experimental, el cuál desean algunos prolongar a cinco años más para sacar ventajas pues sólo los actúales propietarios de los canales de TV analógicos chilenos pueden desarrollar experiencias digitales.

En otras palabras, podría ser posible que la familia Lucksic (que se compro Canal 13); la familia Claro (dueña de Megavisión); Alvaro Saieh (que adquirió el canal 22, posee el veinte por ciento de cable VTR, y actual controlador de Copesa, diario la Tercera); y la Time Warner que adquirió en 140 millones de dólares ChileVisión, no sólo preserven la actual concentración sino que la amplifiquen con la TV digital.

Ello dependerá de la legislación que está en trámite, aunque reconozcamos que la enorme influencia actual de dichos grupos o familias puede generar climas de opinión pública útiles para el reforzamiento del actual status quo económico y político.

Pudiera definitivamente consolidarse entonces, un conservadurismo ultramontano que ni TVN (la única esperanza que cabía en la TV analógica), ha logrado superar, dejando en el “diván de los sueños eternos” la diversidad y vanguardia consignada en su propia misión corporativa.

El camino es aún incierto.

La discusión ya viene, y será entre concentración de la propiedad y fragmentación de frecuencia. Aunque, al final del día lo relevante serán los contenidos, que derivarán de esa controversia.

MBA. Universidad de Talca.

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