jueves, 25 de noviembre de 2010

La TV D que Urge.

La TV D que Urge.

*Jorge Navarrete Bustamante

Indudablemente, es posible otra TV si se cumple el propósito de la ley que está en trámite y que permitiría el surgimiento de más canales abiertos dedicados a la educación, la cultura y a la comunidad, con un modelo de financiamiento que incluya aportes fiscales y/o una tasa a los concesionarios privados.

Imagínese, en el tema del advenimiento de la televisión digital en Chile con mayor cantidad de señales, con desarrollo efectivo de televisiones culturales y comunitarias, interactividad, con un replanteamiento innovador de la misión de la TV pública, revisando los motivos centrales que hacen urgente un cambio profundo en el escenario televisivo nacional: mayor diversidad de actores, contenidos y de calidad en los productos de ese medio.

Es decir, no más de la misma TV que tenemos ahora en señal abierta; y mejor televisión en el sentido que estén más cerca de su misión y no del imperativo generalmente decadente del autofinanciamiento o por responder a interese fácticos.

¿Podrá cambiar algo con la TV digital?

Existe la posibilidad. Pues el proyecto enviado por la presidenta Bachelet plantea una reserva de un 40% de espacio dentro del abanico radiológico por el cual transmiten los canales de TV. Si de verdad se cumple esa disposición podría percibirse una posible multiplicación de los canales culturales, científicos, educativos y comunitarios financiados en parte con recursos fiscales, o bien por una tasa que se pueda cobrar a los concesionarios privados, o con un impuesto a la TV cable por trasladar su fibra óptica como acurre en USA, franquicia que les permite a las ciudades de ese país financiar los canales de Public Access, ejemplo genuino de diversidad, pluralismo y participación democrática.

No obstante, existen experiencias donde ello no alcanza el impacto esperado. Por ejemplo en España donde ya se produjo el apagón analógico, la digitalización de la TV no ha significado una mayor diversidad de contenidos. Empero, se reconoce que se ha ganado en otros aspectos pues la TV pública española ya no necesita de la publicidad para sustentarse, ya que es financiada con tasas que se le cobran a las operadoras del cable por usar el espectro.

En virtud de ello, a una proporción cada vez mayor de telespectadores españoles les anima la certeza que incrementalmente se impondrá la credibilidad y el prestigio de una programación acorde con la misión de un canal de TV auténticamente público.

Inexorablemente y simultáneamente, podría imponerse también la multiplicidad de canales temáticos, con los cuales cada persona podrá interactuar con su ética y estética.

Se requiere entonces de una ley de TV digital coherente con la libertad de conciencia y de expresión, que fomente y desarrolle la TV digital de la comunidad y para la comunidad; que promueva el desarrollo humano y la libertad de espíritu; que genera más espacio a las personas que a los conglomerados; en fin, que nos haga crecer como personas diversas, autónomas, y con perspectiva de nación.

¡Es la TV D que urge!

MBA, Universidad de Talca.

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