martes, 13 de diciembre de 2011

Ética en Empresas

Ética en Empresas

*Jorge Navarrete Bustamante

La empresa, dice Jordi Canals, “Contribuye al desarrollo de la sociedad, y tiene su referencia central en la persona como alguien que posee dignidad, que es sujeto de derechos y obligaciones, libre y capaz de asumir compromisos”

Las empresas de Chile usualmente fueron reconocidas como entidades que progresivamente se aproximaron a dicha máxima, salvo en el periodo salitrero de a fines del siglo XIX e inicios del XX; en la década de los ´80 (en que unos “elegidos” se adjudicaron empresas que habían sido de todos los chilenos en forma a lo menos sospechosa, y además las desarrollaron de forma socialmente indolente), y ahora en el siglo XXI en que la corrupción corroe a compañías altamente concentradas como las de farmacias, transporte, avícolas y algunas del retail.

¿Qué pasó?

Perdieron los valores fundamentales. Incluso las instituciones que pudieron orientarlos moralmente, también sucumbieron -ya sea a escala institucional o personal- con delitos o faltas de igual o mayor gravedad, incluso estas aún se vinculan al mayor poder económico para controlar la sociedad.

El individualismo egoísta percolo las entrañas mismas de importantes empresarios y gerentes chilenos. La ganancia a toda costa y corto placista se transformó en su objetivo estratégico. La febril usura y venalidad ha sido su modelo de negocio para posicionarse en el mercado nacional e internacional.

Cierto, son pocos pero son muy poderosos. El daño expansivo, socialmente ponderado, es inmenso.

También es cierto que el sistema, si no lo facilita, ha carecido de la capacidad de prevención suficiente. Ha establecido penas leves para delitos altamente gravedad. Tampoco en nuestras escuelas de negocios la ética empresarial es un tema de formación profundamente analizado y arraigado.

Y es así porque en Chile la cultura del TENER está aplastando a la del SER. Las cosas importan más que las personas. El éxito es el norte supremo, muy por sobre el de la felicidad, aspiración fundamental y ancestral en toda comunidad genuinamente Humana.

Lo paradojal es que las buenas, y a la vez, grandes empresas del mundo se caracterizan por desempeños financieros y gobiernos corporativos ceñidos rigurosamente a exigentes códigos de ética, esto es, honradez a toda prueba; transparencia efectiva; aplicación estricta a la legalidad vigente; respeto por sus directivos, operarios, proveedores, clientes y por la comunidad del entorno; RSE; ocupación por el medio ambiente.

Todo ello es administrado por un competente Comité de Ética, muy alineado con los stakeholders o grupos de interés. Esto genera CONFIANZA, el mayor capital que puede alcanzar una empresa.

Cierto, está comprobado –según diversos estudios- que las compañías que aplican eficazmente sus código de ética, doblan el valor de sus empresas, y son positivamente justipreciadas por la sociedad donde viven.

Indudablemente, la ética en las empresas chilenas es un desafío presente insoslayable.

MBA. Universidad de Talca.

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