martes, 20 de diciembre de 2011

Nativitas

Nativitas

*Jorge Navarrete Bustamante

Este sábado será Noche Buena… y el domingo Navidad.

Por cierto, la vorágine del consumismo nos aleja -en medida considerable- del real sentido de ésta efeméride, altamente significativa para el mundo cristiano.

Navidad, viene del latín nativitas, que significa 'nacimiento', aludiendo al de Jesús en Belén. Y aunque para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), siguiendo el relato de Lucas 2:8 que indica que la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte); sin embargo, la Iglesia cristiana mantiene el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.

Más allá del origen cristiano de la Navidad, esta fiesta ha ido combinando su carácter religioso con la tradición de convivencia familiar.

Efectivamente, desde el siglo XIX la Navidad empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy, pues en ese siglo se popularizó la costumbre de intercambiar regalos y de regalar tarjetas de Navidad: Se creó a Santa Claus. Costumbres que con el tiempo la mercadotecnia aprovecharía para expandir la Navidad por el mundo dándole un carácter alternativo al religioso, y con temas diversos a la tradicional celebración navideña.

La Navidad es celebrada entonces por los cristianos, pero también por los no cristianos; es decir por los agnósticos y ateos, asignándole éstos a la navidad una connotación más de convivencia social y familiar; con un contenido valórico tal vez alternativo pero en el fondo coincidente.

Cierto. Para los religiosos, la navidad es el nacimiento del hijo de Dios. Para los no religiosos es el nacimiento de un ser sobresaliente que trajo un mensaje de Amor y de Paz, y que pagó con su propia vida la consecuencia con los principios y valores que propaló y practicó.

El “Sermón de la Montaña”, es aún hoy día una tarea pendiente para todos quienes se comprometen con los valores más alto del humanismo.

Ayer caminando por calle una sur me pareció algo injusto que en nuestros hogares nos olvidemos de los Valores, pues son estos precisamente lo que le dan sentido a nuestras vidas.

A veces las personas se encandilan con las cosas, o también con personas (que a la larga terminan por decepcionarnos), y no con ideales, principios ni valores morales.

He escuchado decir “prefiero una moto a la solidaridad”… evidenciando que él tiene el deseo como medida de Valor, y no el Valor como medida del deseo. Qué triste ¿Verdad?

En ésta Navidad, más allá de las ventas y regalos, no nos olvidemos del mensaje del Hombre humilde y profundo de Galilea, sea usted religioso o no, pues al fin y al cabo, son los valores, los sentimientos, y no las cosas, las que mueven al ser humano verdadero y, en definitiva, al mundo en que vivimos.

¡Feliz Navidad!

*MBA. Universidad de Talca.

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