domingo, 15 de abril de 2012

Desafío de Competitividad

Desafío de Competitividad

*Jorge Navarrete Bustamante


Desde el sábado pasado, lo Consejeros Regionales Guillermo Martínez y Raúl Palacios; el gerente de la Corporación de Desarrollo Productivo; Roemil Jorquera, profesional del Centro de Competitividad del Maule, y el suscrito director del mismo, forman parte en calidad de alumnos de la RED de Harvard al haber aprobado el curso Microeconomía para la Competitividad dictado por el Instituto Vasco de Competitividad u ORKESTRA, miembro dilecto de dicha red.


En clases en  Bilbao, y San Sebastian (Donostia), Instituto Vasco de Competividad, España. De espalda el Consejero Regional Raúl Palacios,  a la  izquierda el gerente de la Corporación de Desarrollo del Maule, Mario Fuenzalida; el profesor holandés Bart Kamf; Guillermo Martinez (Consejero Regional del Maule, y el suscrito. Foto tomada por Roemil Jorquera Ingeniero Civil del Centro de Competitividad del Maule.
Empero lo relevante es que nos traemos un nuevo concepto de desarrollo competitivo, el de trabajar sistematicamente con encadenamientos compuesto por diversas entidades que a veces compiten, en otras cooperan, se complementan y/o hacen sinergia, orientados todos a incrementar la productividad, que es la que al fin y al cabo, la que logra ingresos sostenibles y una elevada calidad de vida.

Ello parece sencillo pero no lo es. Se requiere primero de una visión colectiva compartida, ampliamente validada, de mediano y largo plazo, del más amplio espectro. Se requiere de voluntad y de liderazgo político; de empresas comprometidas con su territorio; de universidades y centros tecnológicos enfocadas concretamente en las necesidades regionales.

Se necesita de un capital social que incrementalmente desarrolle un reconocido protagonismo para que aporte, monitoree y hasta evalúe permanente el desarrollo de ese encadenamiento: si los recursos públicos son eficientemente invertidos; si es necesario apoyar la innovación en procesos, en la coordinación de niveles y ámbitos de intervención, o en la estructura organizacional del mismo; si es posible o no en la formalización de nuevos encadenamientos.

La triple hélice, gobierno, empresa, universidades deben actuar en sintonía en dicho encadenamiento; conjugar la nomenclatura de la competitividad simétricamente y contribuir con sus específicas capacidades y calidades, mirando más allá de las fronteras territoriales con eficiencia, innovación, y coherencia con respecto al entorno contemporáneo.

Ello y más ha logrado el País Vasco en los últimos 25 años. Tienen ya 11 clusters de jerarquía mundial, en los cuales todos tienen el mismo discurso -sin importar la idea o credo-, y un solo norte: incrementar la competitividad y el bienestar de su población.

Nos hemos motivado a trabajar en dicha red y con esa vocación. Es posible implementar un nuevo enfoque que armonice el desarrollo competitivo regional del Maule; es posible técnicamente empezar a medir –y con mayor rigurosidad- la competitividad interna y de extramuros; es posible tomar decisiones de asignación de recursos en nuevos sectores productivos; es imperioso innovar, transformar nuestra estructura productiva, construir estrategias de especialización inteligente.

Sólo tenemos que empezar a coordinarnos, a romper la inercia, a lograr mayores espacios de autonomía, a impulsar nuestras propias políticas públicas. Podemos correr nuestra propia carrera y no sólo la que otros quieren que corramos estándarizadamente.

Es posible, nos enseñaron como lo hicieron los Vascos… ahora tenemos que encontrar nuestra propia fórmula en base a nuestro propio entorno, idiosincrasia, potencialidades y perspectivas.

*Director Centro de Competitividad del Maule. Universidad de Talca.

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