miércoles, 18 de abril de 2012

Reformas necesarias

Reformas necesarias

*Jorge Navarrete Bustamante

Se acerca ya la hora del pronunciamiento del gobierno sobre la reforma tributaria, tan decisiva para avanzar hacia un mayor equilibrio de ingresos en la población el país como para la paz social y la gobernabilidad.

Tal reforma es tan decisiva como la reforma al régimen político y su sistema electoral, esa que termine de una buena vez por erradicar el ya funesto sistema binominal.

Ambas reformas, si no son hoy asumidas con profundidad –al igual que el fortalecimiento de la educación pública chilena- será impuesta en el debate por la ciudadanía en los próximos comicios presidenciales del año 2013 con altísimas probabilidades que al final de ellos triunfe el candidato o candidata de la oposición.

Con Diputados de la República, tanto del Gobierno como de la Concertación

De manera que esas son las genuinas corrientes subterráneas que, según sea la decisión actual de quienes gobiernan, llevarán a la Casa de Toesca a aquellos que sinceramente cumplan con la mayoritaria expectativa de la ciudadanía chilena.

Ello no es entonces banal. Ya no se puede dilatar más, tampoco intentar distraer la mente de las chilenas y chilenos, o simplemente de reprimir (en forma abierta o encubierta) a quienes piensan distinto o se manifiestan con una NO violencia activa.

La ciudadanía chilena mayoritariamente no pide nada excepcional: desea hoy inclusive un cambio no de sistema sino un cambio dentro del sistema.

En ello, hay que tener en cuenta que los ajustes técnicos son interesantes, pero no van al fondo del problema. Tales reformas tienes un propósito, ante todo, político. Y en ellas no caben actitudes conservadoras pues la situación actual no resiste más anacronismos. Hay que pensar en el bien país y no sólo en un minúsculo sector reconocidamente lobbista, concentrador y poderoso, y cuyas consecuencias ya todos sufrimos en su total magnitud.

De manera que no es la hora de sorprender con argucias de poca monta, ni estrategias de marketing público tan agobiantes como poco novedosas. Es la hora de la responsabilidad de Estado, de la expertiz pública, de la dignificación de la verdadera política, esa que da el giro necesario a los acontecimientos adversos en pos de nuevos y mejores estadios de desarrollo para la sociedad chilena.

De lo contrario, si se mediatiza, se insiste en la “letra chica”, o si predomina la pequeñez… se impondrá incrementalmente una legítima exigencia ciudadana de “cambiar el sistema”, y no un cambio “dentro del sistema”. Empero, cualquiera sea el rumbo de estas dos disyuntivas, el proceso se iniciará este otro año –guste o no- con un cambio de signo político en La Moneda que responda efectivamente a esta nueva etapa política, económica y social, y para que lidere una reforma tributaria que mejore la distribución del ingreso, una reforma que fortalezca nuestra alicaída educación pública, y una reforma que profundice nuestra ya deficiente democracia.

Sólo hay que cruzar el “Rubicon”…

MBA. Universidad de Talca.

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