*Jorge Navarrete
Bustamante.
Eran pocos los que creían de verdad en la
Independencia de Chile ese 18 de septiembre de 1810, a pesar del despótico y
venal Gobernador español García Carrasco, y del descontento creciente con el
imperio en las últimas décadas del siglo XVIII.
En efecto, ni los hacendados, peones e
inquilinos; tampoco los comerciantes y artesanos; mucho menos los españoles en
Chile (miembros del ejército y de la burocracia colonial), ni la Iglesia
Católica (de altísima influencia económica, social, política y cultural),
abrigaban una sentida vocación emancipadora.
De otra manera, no pudiera concebirse que
representantes de esos sectores –Fernando Marques de la Plata o el Obispo José Martínez
de Aldunate, por señalar un par- aceptaran
suscribir un acta como la de la Primera Junta Nacional de Gobierno, que en sus
frases más elocuente, señala:
“ ..defender al reino hasta con la última gota
de su sangre, conservarlo al señor don Fernando Séptimo ...Todos los cuerpos
militares, jefes, prelados, religiosos y vecinos juraron en el mismo acto
obediencia y fidelidad a dicha junta instalada así en nombre del señor Don
Fernando Séptimo, a quien estará siempre sujeta”. Acta del Cabildo de Santiago (18 de septiembre de
1810).
Eran otros entonces los comprometidos
con la Independencia de Chile. Fueron unos pocos intelectuales que habían
internalizado las ideas racionalistas o ilustradas que hacían referencia a la
República como mejor gobierno y adecuado marco de convivencia social. Ello
encontró eco en dos significativas excepciones en la Iglesia Católica chilena,
a nivel de fraile, como es el caso de Camilo Henríquez, y del sacerdote
talquino José Ignacio Cienfuegos. La curia, en cambio, se mantuvo adicta a la
monarquía hasta que la República se posesionó irreversiblemente.
Hubo también excepciones entre
hacendados, como O´Higgins, que se había formado en la Logia de Caballeros
Americanos (Inglaterra), y José Miguel Carrera que en sus viajes a Europa abrazó
los ideales emancipadores. Con el tiempo se incorporaron más.
En nuestra casa hace una semana empezaron los preparativos ... |
Sí, el martes 18 celebramos
el hecho que por vez primera los criollos (hijos de españoles nacidos en Chile)
empezaran a regir, después de casi 300 años de colonialismo, nuestro territorio
y a su gente, aunque fuera jurando lealtad al rey; al fin y al cabo, ello
constituye el primer paso de nuestra Independencia.
Se ha bailado ya cueca, pese a que en 1829
el Obispo Vicuña Larraín la declaró “danza del pecado”, y se ha degustado
empanadas que vienen de la época de los griegos y persas. Ello ya no importa
pues ambas ya están –al igual que la Independencia- en el corazón de Chile, y ya
nadie nos las puede arrebatar.
¡¡Feliz 18!!
*Magister en Gerencia y Políticas Públicas.
Universidad Adolfo Ibañez.
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