martes, 16 de julio de 2013

Binominal

*Jorge Navarrete Bustamante

El lunes pasado el presidente Piñera ingreso el proyecto para modificar el sistema binominal.

Tal decisión no hubiera sido posible si el senador Carlos Larraín no rubricara antes, y con todos los partidos de la ex Concertación, una reforma más profunda que la del Ejecutivo.

Más vale tarde que nunca.

Ello es producto de un proceso de décadas (más de 10 iniciativas anteriores), en que “al final del día” nunca se contó con los votos de las respectivas bancadas de la UDI, entre otros menores y oportunistas sufragios de parlamentarios.

Es que el sistema binominal constituyó a esa tienda de ultraderecha en la más fuerte del país desde que Jaime Guzmán con tan sólo el 17 por ciento dejara fuera del Congreso Nacional a Ricardo Lagos, quién había obtenido sobre 200 mil votos más que el candidato gremialista. Tal fórmula, prolijamente diseñada por Guzmán, le reportaría generosos frutos hasta inicios de la segunda década del siglo XXI. 

En efecto, si se recuerda, a comienzos de los ´90, Renovación Nacional (RN) era una fuerza electoral considerable, e impulsora relevante de una sustantiva reforma tributaria y política, liderada por Ricardo Rivadeneira, fundador y primer presidente de RN. Empero, rápidamente la UDI entendió que su principal adversario era inexorablemente –por el propio sistema binominal- su socio, RN. A partir de allí, planificadamente empezó a erosionar las bases de RN: atrayendo a los militantes de estos en forma abierta o indirecta; imponiendo blindaje a sus “coroneles” y, a la vez, endureciendo la competencia a los candidatos de RN, salvo excepciones como las de Espina y Allamand.

Ello empezó a revertirse con la elección del Presidente Piñera cuando derrota a Lavín, y luego al candidato de la Concertación. Desde allí se escala en una encubierta confrontación entre la ultraderecha, y la derecha; entre un partido casi confesional, y ciegamente neo liberal como es la UDI, con un partido laico y republicano como ha sido históricamente Renovación Nacional. 

Por ello, el presidente Piñera exhortó a las coaliciones (encontrando apoyo casi transversal en RN) e invitó a los cuatro ex presidentes de la Concertación a La Moneda para precisamente modificar el sistema binominal. Empero, Novoa lo desafío: “El gobierno tiene que decidir si va a gobernar con la Alianza o con la Concertación”

Ahí fulmino la estadista acción del presidente. Ahí quedo el proyecto elaborado por RN y DC, con apoyo tácito del PR-PPD y PS, a espera de un momento oportuno. Y este llegó la semana pasada obligando a la UDI a improvisar una irreflexiva propuesta –casi para bloquear el cambio- que sectores de RN han aceptado para no quebrar su gobierno aunque reservadamente compartan la rubricada por Larraín.

En fin, si ello hubiese culminado bien en 2012 –cómo el presidente procuró- la actual alianza no estaría a punto de ser “una mera pausa” entre dos gobiernos de la ex presidenta Bachelet, y de una ya ampliada Concertación.


Magister en Políticas Públicas. Universidad Adolfo Ibáñez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario