*Jorge Navarrete Bustamante
Chile, vuelve a caer,
por segundo año consecutivo, en el Índice de Innovación Global (GII), elaborado
por la Organización Internacional de Propiedad Intelectual (WIPO) y el
instituto INSEAD.
Los rankings globales constituyen un importante insumo al momento de
elaborar estrategias y políticas públicas al entregar indicadores universalmente
aceptados.
Dicho índice, se elabora sobre la base de 7 factores, siendo algunos de
ellos: “Instituciones”, “Capital Humano & Investigación” y “Outputs de
Tecnología y Conocimientos” y “Outputs creativos”.
Chile había deambulado entre el lugar 33º y el 39º del Índice GII en los
últimos años, con excepción del año 2010, en que bajo al lugar 42º. Sin
embargo, siempre mantuvo una posición de liderazgo en América Latina.
Empero, este año 2013, Chile exhibe la mayor caída en el ranking desde
el año 2008, ubicándose en el lugar 46º, y cediendo el primer lugar de la
región a Costa Rica, uno de los pocos países latinoamericanos que posee una
institucionalidad de rango Ministerial para la I+D.
Y otros países sudamericanos comienzan a alcanzar a Chile, como Uruguay
(52º) y Colombia (60º). Además, esta caída en el ranking viene a confirmar el descenso
ya observado en el ranking de competitividad económica del Foro Económico
Mundial, que fuera recibido con cierta
“auto complacencia” por la
autoridad, en que se descendió desde el lugar 39 en 2009, al 46 en el 2013.
Poco tiene que ver tamaña “caída” de Chile la labor de los científicos.
Todos los parámetros que están más directamente vinculados con la labor ellos
muestran mejoras. Por ejemplo, en el factor “Investigación & Desarrollo”,
pasamos del lugar 70º a nivel mundial (2012) al lugar 44º (2013), aunque gran
parte del “salto” se puede explicar por cambios metodológicos al medir la
“calidad de las instituciones de investigación”. En otros vectores, como
“Colaboración academia/Industria”, también se exhiben mejoras importantes. Sin
embargo, todo hace indicar que el gran Talón de Aquiles se relaciona con la
capacidad del conocimiento científico de transformarse en “outputs”
(producción) creativos y tecnológicos, ambos “pilares” en los que Chile cae en
el ranking; en una ex temporánea institucionalidad que además optó por la
relación vertical abandonando los procesos de clusterización que precisamente
posibilitan horizontalizar las ciencias con las empresas con un notable impacto.
Lo cierto es que
persisten problemas de gestión en
diversos instrumentos de apoyo, y mientras se impulsan con mayor ímpetu
aquellos programas de apoyo a la “ciencia orientada por misión”, Chile cae
perdiendo su posición de liderazgo en materia de innovación en América Latina.
Paradojalmente, en el “Año de la Innovación“, transcurridos
ya seis meses, no se aprecian medidas y políticas destinadas a transformar de
manera potente la investigación científica.
...”Algo está pasando en Dinamarca”…
MBA. Universidad de Talca.
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