*Jorge
Navarrete Bustamante.
En términos simples los partidos políticos son
asociaciones de individuos unidos por objetivos comunes.
Ello es muy relevante pues para materializar sus
objetivos deben alcanzar el gobierno que,
ni más ni menos, es el mando supremo de una nación. Así, los partidos suelen presentar
candidatos para ocupar diferentes responsabilidades políticas; y movilizan en
pos de ello, el apoyo electoral. También organizan la labor legislativa,
agregan nuevos intereses, y procesan las preferencias de los ciudadanos.
De manera que los partidos son esenciales para
estructurar el apoyo político a determinados programas, intereses
socioeconómicos y también valores.
Cierto, los partidos políticos importan, y por -a
lo menos- cinco razones:
1.- Porque dominan el proceso electoral
2.- Reducen costos información
3.- Canalizan y articulan intereses
4.- Dibujan paisaje y agenda política
5.- Porque limitan ejercicio poder.
Y es así porque los partidos son organizaciones permanentes, que se basan en un conjunto
de ideas (ideología) y en un programa de gobierno para definir sus
objetivos; que buscan alcanzar dichos propósitos mediante el ejercicio del poder político; y que para tal
ejercicio busca ocupar cargos
públicos electivos, con perspectiva
de bien común.
Por tanto, cuando los
partidos cumplen con transparencia y genuina participación los compromisos
contraídos con sus aliados y electores; trabaja con unidad verdadera con sus
pares; y sobre todo, con real sentido de país aborda tales roles, el sistema
político institucional -en su globalidad- funciona normalmente, se logra
gobernabilidad, la democracia se consolida, y la política se prestigia.
Empero, en las últimas
semanas, lo chilenos hemos sido testigos de cómo una importante colectividad política
ha extraviado el rumbo; ha tensionado a su gobierno con pretexto de abandonarle;
y humillado a su aliado.
Ello no es bueno ni
siquiera para sus adversarios. Es malo para Chile –a quién dicen siempre tener
como mayor objetivo - y para sus instituciones republicanas.
Es de esperar que ello
no se repita, ni sea reaplicable en otros partidos políticos por el bien de
cada chilena y chileno, y del futuro de la patria.
Magister en Políticas
Públicas. Universidad Adolfo Ibañez.
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